Rodrigo Díaz M.
El nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, dijo ayer que su gobierno liberal está poniendo fin “inmediatamente” al precio del carbono para el consumidor, o la Carbon Tax, haciendo oficial el cambio durante su primera reunión de gabinete.
Carney, que se juramentó como primer ministro junto con su nuevo gabinete a primera hora de ayer, dijo que el decreto que firmó cumplía una promesa que hizo cuando se presentó a las elecciones para el liderazgo liberal y ayudará a abordar las preocupaciones de asequibilidad de los canadienses.
“Este es un gabinete que se centra en la acción”, dijo. “Se centra en conseguir que los canadienses tengan más dinero en sus bolsillos, se centra en construir esta economía con todas las herramientas que tenemos aquí”.
Carney aclaró que los canadienses que han recibido reembolsos en el marco del programa federal de fijación de precios del carbono seguirán recibiendo un reembolso en el próximo trimestre, antes de finales de abril.
La Carbon Tax iba a aumentar de 80 dólares la tonelada a 95 dólares la tonelada el 1 de abril, como parte de un aumento anual programado incluido en la ley.
Carney había prometido durante la carrera por el liderazgo liberal eliminar la Carbon Tax para el consumidor y, en su lugar, reforzar el precio industrial pagado por los grandes contaminadores.
El precio del carbono se convirtió en un tema políticamente tóxico bajo el mandato del ex primer ministro Justin Trudeau, quien implementó la medida. El líder conservador Pierre Poilievre hizo de su eliminación un pilar de su plataforma.
El nuevo ministro federal de agricultura, Kody Blois, dijo que cree que “es una muy buena medida” eliminar la Carbon Tax para el consumidor porque la política se había convertido en una fuente de división.
El caucus liberal de la zona del Atlántico había presionado para que se introdujeran cambios en el pasado y había conseguido una exención para el combustible de calefacción doméstica en el 2023.
Esta medida aumentó aún más la protesta contra el precio del carbono, con el NDP presionando para que se introdujeran exenciones adicionales y los conservadores abogando por su eliminación total.