Rodrigo Díaz M.
Canada Post ha anunciado que planea aumentar el precio de las estampillas en un 25% el próximo mes de enero, ya que la empresa de correos trata de recuperarse de una caída en picado financiera.
Si los reguladores federales lo aprueban, el precio de las estampillas compradas en librillo, bobina o pliego pasará de 99 céntimos a 1,24 dólares por estampilla. Según la empresa, estos sellos representan la gran mayoría de las ventas.
Las estampillas individuales subirán de 1,15 a 1,44 dólares por carta nacional. Los cambios en las tarifas afectarían también a otros productos, como las cartas postales estadounidenses e internacionales y el correo certificado nacional.
A la espera de su aprobación, los cambios entrarían en vigor el 13 de enero del 2025, “después de la ajetreada temporada de envíos navideños”, dijo Canada Post.
La subida de precios es mucho mayor que el incremento de siete céntimos que entró en vigor en mayo. Sin embargo, Canada Post estima que en última instancia costará a los hogares canadienses 2,26 dólares más al año.
La empresa señaló que el aumento propuesto tiene en cuenta la disminución de los envíos de cartas, que solían ser la principal fuente de ingresos de Canada Post, pero que han caído un 60% en las últimas dos décadas.
Los ejecutivos de Canada Post advirtieron a finales del mes pasado que la situación financiera de la corporación de la nacional es “insostenible”, ya que lucha por competir contra las plataformas de comercio electrónico y las empresas de entrega y se enfrenta a la caída de la demanda.
La empresa registró el año pasado la segunda mayor pérdida de su historia, con 748 millones de dólares antes de impuestos, y ha perdido tres billones de dólares antes de impuestos en los últimos cinco años. También señala que el gobierno federal no ha aprobado un plan corporativo para Canada Post desde el 2020, y todavía tiene que firmar un plan presentado que llevaría a la organización hasta el 2028.
Pero las preocupaciones sobre cómo podría ser una nueva imagen de Canada Post tienden a centrarse en los cientos de millones que costaría a los contribuyentes cubrir sus lagunas fiscales en forma de más financiación gubernamental, o los recortes de servicios que podrían ser necesarios para reducir la presión presupuestaria, y cómo garantizar que todos los canadienses puedan seguir recibiendo correo tradicional.