En medio de crecientes tensiones globales por el control de recursos estratégicos, Canadá dio un paso al frente al liderar una nueva alianza dentro del G7 destinada a diversificar las cadenas de suministro de minerales críticos como el litio, el níquel y las tierras raras.
El país ha convocado a sus principales socios a comprometer inversiones conjuntas, acuerdos de compra anticipada y el fortalecimiento de su capacidad industrial para reducir la dependencia de China, que actualmente domina gran parte de la extracción y el procesamiento mundial de estos minerales.
Para Canadá, esta iniciativa tiene un doble propósito. Por un lado, busca asegurar su participación en la cadena global de valor —protegiendo empleos locales y reforzando su competitividad— y, por otro, aspira a posicionarse como un proveedor confiable para sectores clave como la tecnología verde, los vehículos eléctricos y la industria de defensa. Fuentes gubernamentales señalaron que la estrategia es tanto económica como de seguridad: “No se trata solo de minerales, sino de soberanía tecnológica”.
Aun así, el camino hacia la independencia de suministro presenta obstáculos. La expansión de la infraestructura minera, el procesamiento y la fabricación requerirá inversiones sostenidas, regulaciones claras y colaboración internacional.
Para las empresas canadienses y los gobiernos provinciales, el mensaje es claro: se debe preparar desde ya una transición acelerada hacia una economía basada en minerales estratégicos. Con este paso, Canadá busca ocupar un papel decisivo en el futuro de la energía y la tecnología global.











