Rodrigo Díaz M.
El primer ministro Justin Trudeau firmó el sábado pasado en Kiev un acuerdo por el que Canadá se compromete a aportar a Ucrania un paquete de ayuda a la seguridad por valor de tres billones de dólares.
La visita de Trudeau a Ucrania, la tercera desde el estallido de las hostilidades, se produce en un momento en que el apoyo occidental al gobierno del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy se tambalea. Miles de millones de dólares en ayuda militar y económica están retenidos en el Congreso de Estados Unidos.
El acuerdo de ayuda a la seguridad, prometido por primera vez por los aliados el verano pasado como puente hacia el ingreso de Ucrania en la OTAN, es una mezcla de ayuda económica y militar. Se pretende que sea un apoyo estable y predecible con el que puedan contar el gobierno y las fuerzas armadas ucranianas mientras siguen resistiendo el intento de Moscú de absorber el país. Otros aliados, encabezados por las naciones del G7, han firmado acuerdos similares.
El compromiso de financiación de tres billones de dólares de Canadá es para el año en curso. No está claro cuánto se comprometerá a lo largo de los 10 años de vigencia del acuerdo.
Lo que Trudeau firmó el sábado no es un tratado vinculante, sino un acuerdo que establece una serie de medidas y expectativas entre los dos gobiernos durante la próxima década. Una parte importante del texto detalla lo que Canadá ya está haciendo en términos de ayuda y asistencia, incluida la participación en varias coaliciones de equipos aliados que están armando a Ucrania.
El acuerdo también parece establecer un marco para que Ucrania tenga un mejor acceso a la base industrial de defensa de Canadá, pero la mayor parte del texto está dedicada a la construcción de la “futura” fuerza de seguridad del país.
Por ejemplo, a diferencia de la cláusula de autodefensa de la OTAN, en el acuerdo de ayuda a la seguridad Canadá se compromete a “proporcionar apoyo a Ucrania en caso de futuros ataques o agresiones rusos”. Ese apoyo, sin embargo, no está definido.
También hay garantías económicas y promesas de ayuda humanitaria y desminado.
La visita también se produce mientras el gobierno de Zelenskyy intenta aprobar un proyecto de ley revisado para ampliar la movilización en Ucrania.
Un alto funcionario del Pentágono estimó recientemente que Rusia se ha cobrado hasta 310 mil bajas, entre muertos y heridos, desde que comenzó la invasión a gran escala.
Ucrania no ha publicado sus cifras de bajas militares, pero estimaciones oficiosas cifran sus pérdidas en decenas de miles. Las organizaciones de ayuda calculan que han muerto más de 30 mil civiles ucranianos.