Por Claudia Palacios
Hace unos años escribí un artículo sobre lo que significa ser ciudadano canadiense de corazón y hoy más que nunca mis palabras de hace 3 años cobran sentido.
Para ser canadiense se necesita más que obtener la ciudadanía. Emigrar significa romper los lazos. Cuando llegamos a Canadá se nos olvida que en nuestros países nosotros absorbimos una cultura y aquí tenemos que llegar a aprenderla. Nosotros crecimos jugando futbol (soccer) pero no teníamos ni idea de lo que era hockey. El Canadiense juega Hockey, Baseball y Curling; el Canadiense hace voluntariados y pertenece a asociaciones; el Canadiense apoya causas y ahorra para la vejez.
Una de las quejas más frecuentes del inmigrante es la dificultad de integrarse al mundo Canadiense, la dificultad para conseguir un trabajo a la altura del que tenían en país de origen o la soledad que se vive aquí. En el afán de salir de nuestros de países de origen buscando un mejor futuro se nos olvida empacar en la maleta lo que los niños cargan en los bolsillos: una mente abierta, la disposición a cometer errores en el idioma, la humildad necesaria para volver a las aulas básicas aunque ya hayamos alcanzado niveles de alta gerencia, la decisión de ver en cada situación una oportunidad y la apertura para hacer nuevos mejores amigos.
Por la capacidad que tienen los niños de adaptarse a las situaciones es que ellos hacen de Canadá su país, mientras nosotros, los que llegamos siendo adultos nos resignamos a ser inmigrantes nacionalizados. La absorción de la cultura Canadiense es inversamente proporcional a la edad en la que lleguemos al país, mientras más jóvenes llegamos más fuerte y más rápida será la integración, a menos de que nos propongamos aprender a ser Canadienses. Si miramos el comportamiento de los niños, ellos desde el primer día van al colegio, buscan un compañero con el que se comunican con las pocas palabras de inglés que saben y por señas el resto del tiempo, asisten a eventos de todo tipo y de todas las culturas, y sobre todo preguntan sin prejuicios. Los niños en 6 meses están completamente integrados a la rutina diaria de la vida en Canadá, tienen amigos, hacen parte de un club del colegio o de un equipo deportivo, hablan inglés y comentan en casa sobre el diario vivir Canadiense: el campeonato de la NHL, el campeonato de Baskeyball y Terry Fox.
Estudiar es la mejor forma de retomar una carrera en Canadá, cualquiera que sea, por diferente que sea de la que ejercíamos en nuestro país. Los profesores son el primer punto de contacto que tenemos los inmigrantes con el mundo laboral del área que hayamos escogido, ellos serán quienes reemplacen al tío o al amigo de nuestros padres que fue quien nos dio la recomendación para el primer trabajo que conseguimos. Las asociaciones son una fuente de contactos inagotable y el trabajo voluntario la mejor referencia que podemos tener. Aprender inglés es incuestionablemente el primer paso para integrarnos y probablemente el único que no lleguemos a dominar completamente, porque indudablemente, si en español cometemos errores, en ingles no vamos a poder evitarlo.
Ser Residente o Ciudadano Canadiense no es un derecho, es un privilegio. Somos nosotros los que tenemos que adaptarnos a una cultura, no la cultura a nosotros y si bien Canadá es un mosaico, eso no significa que cada pieza esté suelta, a todas las culturas en Canadá nos une la cultura Canadiense, esa misma que nos hizo querer inmigrar a este país.
Integrarse a la cultura es un proceso que requiere de esfuerzo, paciencia, humildad y compromiso. Los contactos son la fuente de información y la escalera que necesitamos para ascender, para nosotros que inmigramos y carecemos de los contactos naturales como son la familia y los amigos, los contactos tenemos que buscarlos y crear con ellos los lazos de amistad que nos hagan hacer parte de una sociedad. Los contactos están en las instituciones educativas, en las asociaciones y sobretodo en la calle, en el metro, en la oficina del médico o el almacén. Cada persona que se para en frente nuestro es un potencial “mejor amigo”, un contacto, una fuente de información o puede seguir siendo un perfecto desconocido, eso depende solamente de nosotros. Normalmente una simple sonrisa, un “buenos días” o una pregunta son la base para entablar una conversación.
Canadá nos recibe con los brazos abiertos pero sin saber quiénes somos, sin una referencia para dar y sin nadie que pueda respaldar nuestra experiencia, nuestros conocimientos o nuestra calidad humana. Integrarnos al mosaico Canadiense no es responsabilidad del país, es responsabilidad de cada uno de nosotros que pedimos ser admitidos en Canadá. Este año en la celebración de los 150 años del país, vale la pena, para quienes llevamos años en Canadá evaluar lo que hemos hecho, felicitarnos por los logros alcanzados y trazarnos nuevos retos y para aquellos que apenas llegan, tratar de entender la cultura Canadiense e involucrarse en ella y para todos nosotros los que hemos decidido adoptar Canadá como patria, agradecerle a este país y a sus Canadienses de todas partes habernos abierto las puertas.