Por Ana Milena Varon
Los Ángeles, 16 ene (EFE).- California se ha convertido en el principal muro de contención de buena parte de las medidas del presidente Donald Trump en su primer año en la Casa Blanca, que se cumple esta semana, en un enfrentamiento que expertos prevén se mantenga este 2018.
La dura resistencia que el denominado “estado dorado” ha entablado contra la Administración Trump se veía venir desde la propia campaña electoral del magnate y se ha recrudecido especialmente en temas como la inmigración, la reforma sanitaria, el lucha contra el cambio climático y la relación con México.
El gobernador, Jerry Brown; el fiscal general, Xavier Becerra; el presidente del senado estatal, Kevin De León, y alcaldes de grandes ciudades se unieron a esta cruzada que hasta el momento ha dejado victorias importantes como la promulgación de la Ley de los valores de California, SB 54.
La medida, que entró en vigor el pasado 1 de enero, convirtió al estado en un “santuario” para inmigrantes y limita la colaboración de las autoridades locales con agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).
Otro ejemplo contundente sobre el rechazo de California a las políticas de Trump ha sido la lucha contra el cambio climático.
Después de que Estados Unidos se retirara del Acuerdo de París, el estado se alejó totalmente de esta posición y Brown asumió la bandera para lograr sus propios acuerdos, como si fuera un territorio independiente.
Buena parte de esta guerra se dirime en los tribunales, en las más de 20 demandas que el fiscal general de California ha presentado en contra de las medidas de Trump, especialmente en un tema tan relevante para el magnate como la inmigración, eje central de su campaña y su presidencia.
Becerra acudió a la corte para detener la aplicación del veto a los inmigrantes de media docena de países de mayoría musulmana y el fin de la Acción Diferida (DACA), amparo migratorio que el anterior presidente, Barack Obama, creó en 2012 para proteger de la deportación a cientos de miles de jóvenes indocumentados que llegaron al país de niños.
Para Raúl Hinojosa, profesor de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), la posición progresista del estado se fundamenta en los cambios políticos vividos desde hace décadas.
“De alguna manera, Estados Unidos, con esta Administración, está donde California estaba hace 25 años. El estado ya superó todo eso y no retrocederá”, recalca Hinojosa sobre la batalla interna que se vivió en los 90 contra la Proposición 187, que negaba acceso a la salud y educación a los indocumentados.
La lucha contra el entonces gobernador, el republicano Pete Wilson, terminó de convertir al estado en un bastión demócrata y le dio impulso a las carreras políticas de líderes como De León y Becerra, ambos hijos de inmigrantes.
Además de sus tendencias liberales, el estado cuenta con los recursos económicos para poder hacer frente a la Administración Trump.
Con casi 40 millones de residentes, el 39 % de ellos latinos, California es la “sexta economía del mundo”; sus trabajadores gozan con uno de los mejores salarios mínimos del país, es base del desarrollo tecnológico de Silicon Valley, dispone de un altavoz potente como son las estrellas de Hollywood y es la despensa del país.
“El ‘sueño americano’ es California, su posición económica, política y el componente cultural y diverso es un parteaguas con respecto al país, así que va a ir contra todo aquello que contradiga esos valores”, analizó Octavio Pescador, investigador y fundador del Instituto Paulo Freyre, de UCLA.
Así, este año le espera al estado una dura pelea con la reciente legalización del consumo recreativo de la marihuana, batalla que el fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, ha prometido dar.
Los legisladores estatales también se pertrechan con proyectos de ley para protegerse de medidas claves de Trump como la reforma tributaria y la anulación de la neutralidad de internet.
Pescador sostiene que este duelo es muy bueno para la salud política del país: “Hay que recordar que el sistema se creo así y los estados tienen el poder de ejercer ese contrapeso al poder federal”.
Hinojosa va más allá y pone como ejemplo el anuncio del retiro de Darrell Issa y Ed Royce, dos congresistas conservadores por California que han sido el objetivo de las críticas de los defensores de los inmigrantes, lo que da nuevo impulso a los demócratas para retomar el control de la Cámara de Representantes en noviembre próximo.
“Trump no es más que un presidente, que va a pasar. En California los cambios progresistas están profundamente establecidos, es más probable que el país gire hacia California que el estado se vuelva conservador”, vaticina Hinojosa.