Rodrigo Díaz M.
El gobierno australiano ha anunciado que reabrirá las fronteras del país a los viajeros vacunados este mes, poniendo fin a dos años de miseria para el sector turístico, reactivando la migración e inyectando miles de millones de dólares en la economía número 13 del mundo.
La medida pone fin al último componente principal de la respuesta de Australia a la pandemia del COVID-19, a la que ha atribuido unas tasas de mortalidad e infección relativamente bajas. La otra estrategia principal, los cierres de emergencia, se archivó definitivamente en diciembre.
El país había tomado medidas en los últimos meses para relajar los controles fronterizos, como permitir la entrada de inmigrantes cualificados y acuerdos de viaje sin cuarentena, o “burbujas de viaje”, con países seleccionados, como Nueva Zelanda.
Pero la reapertura, que entrará en vigor el 21 de febrero, representa la primera vez desde marzo de 2020 que las personas pueden viajar a Australia desde cualquier parte del mundo, siempre y cuando estén vacunadas.
La industria del turismo, que ha dependido del mercado nacional, que a su vez se ha visto fuertemente afectado por las restricciones de viajes, acogió con satisfacción la decisión que llega tres meses antes de que Morrison se enfrente a unas elecciones.
“Durante los dos años en que se han cerrado las fronteras, el sector ha estado de rodillas”, dijo el director gerente del Consejo Australiano de Exportación Turística, Peter Shelley. “Ahora podemos dirigir nuestros esfuerzos colectivos hacia la reconstrucción de una industria que está en muy mal estado”, añadió.
Las pérdidas del turismo internacional y nacional desde el inicio de la pandemia ascendieron a 101.7 billones de dólares australianos (lo equivalente a 72 billones de dólares americanos), según el organismo gubernamental Tourism Research Australia (TRA).
El gasto en viajes internacionales en Australia se desplomó de 44.6 billones de dólares australianos en el año fiscal 2018-19 a 1.3 billones de dólares australianos en 2020-21, según datos del TRA.
Al igual que en otras partes del mundo, los casos de COVID-19 en Australia se han disparado en las últimas semanas debido a la variante Omicron, que según los expertos médicos puede ser más transmisible pero menos virulenta que las cepas anteriores.
Pero con más de nueve de cada diez australianos mayores de 16 años totalmente vacunados, los nuevos casos y las hospitalizaciones parecen haber disminuido.
El país informó el lunes de algo más de 23 mil nuevas infecciones, la cifra más baja de 2022 y muy lejos del pico de 150 mil de hace un mes.
Desde que se detectó el primer caso de Omicron en Australia, en noviembre, se han registrado alrededor de 2,4 millones de casos. Hasta entonces, Australia sólo había contabilizado unos 200 mil casos. El total de muertes asciende a 4.248 desde que comenzó la pandemia.