El asma es una de las principales enfermedades no transmisibles. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay unos 235 millones de personas con esta patología.
Se trata de una enfermedad crónica que inflama y estrecha las vías respiratorias. “El asma causa periodos repetidos de sibilancias (silbidos al respirar), presión en el pecho, dificultad para respirar y tos. Con frecuencia la tos se presenta por la noche o en las primeras horas de la mañana”, precisa el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos.
La OMS indica que, durante los ataques de asma, el revestimiento de los bronquios se hincha, con lo que disminuye su diámetro interno y se reduce el flujo de aire que entra y sale de los pulmones. “Los síntomas asmáticos recurrentes son causa frecuente de insomnio, cansancio diurno, disminución de la actividad y absentismo escolar y laboral”, expone.
ÍNDICE DEL CONTROL DE LA ENFERMEDAD
Esta entidad subraya que la gravedad de la enfermedad varía en función del paciente. Asimismo, apunta que los síntomas pueden manifestarse varias veces al día o a la semana y, en algunos casos, empeoran por la noche o durante la actividad física.
“El ejercicio puede provocar una crisis asmática, aunque eso se puede evitar”, sostienen los especialistas del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona (España). Del mismo modo, afirman que los asmáticos no tienen el ejercicio prohibido. “Al contrario, hacer ejercicio es aconsejable”, recalcan.
Además, indican que la presencia de asma inducida por el ejercicio puede indicar un mal control de la enfermedad.
En este sentido, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) detalla que “el asma está controlada cuando el paciente no tiene tos, pitidos, dificultad respiratoria ni opresión en el pecho”.
Asimismo, para saber que el asma está bajo control, las molestias han de ser “infrecuentes, suaves y deberían aliviarse rápidamente con el inhalador”, indican.
De igual modo, el asma controlada permite al paciente llevar una vida normal, sin restricciones, sin pérdida de días laborables o de clase.
Por último, sus pruebas de función pulmonar, tanto las que se realizan en la consulta del médico como las que se hace el propio paciente, deben ser normales o incluso haber mejorado.
Si estas condiciones se cumplen, las personas con asma están preparadas para practicar ejercicio físico.
No obstante, los expertos de SEPAR recalcan que cuando realizamos una actividad física por primera vez, todos nos cansamos, sentimos fatiga y sensación de ahogo porque nuestra condición física es pobre.
La de las personas con asma que no han hecho deporte con anterioridad lo es más. “Por eso, la adaptación debe ser progresiva, para que con el tiempo se aprenda a diferenciar entre el cansancio y la fatiga por falta de entrenamiento y el ahogo de una crisis asmática”, recomiendan.
De este modo, explican que la causa fundamental de una crisis de asma producida por el ejercicio es un enfriamiento rápido e intenso de los bronquios, que pierden calor y humedad.
“Por lo tanto, un buen calentamiento, empezando suavemente hasta alcanzar una intensidad moderada y con una duración de unos 10 o 15 minutos, hará que las vías aéreas se vayan preparando para el ejercicio”, expresan.
“Por otro lado, los deportes que se hagan en ambientes calientes y húmedos evitarán que aparezca la crisis y también aquellos deportes que se practiquen en salas cerradas, en las que normalmente el ambiente es más cálido que en el exterior”, apuntan.
DEPORTES Y CONSEJOS
Igualmente, el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona precisa que hay diferentes tipos de ejercicio y cada uno de ellos exige una cantidad diferente de oxígeno.
Así, indica que la natación “es uno de los mejores deportes para los asmáticos, porque no provoca excesiva presión pectoral y se practica en un ambiente húmedo. En cambio, correr, ejercitarse en la cinta andadora o montar en bicicleta son actividades poco adecuadas para las personas con asma”.
A la hora de practicar ejercicio, los especialistas de SEPAR ofrecen una serie de recomendaciones para las personas con asma.
a) La primera de ellas es tomar la medicación antes de comenzar con la actividad física.
b) Aconsejan hacer un calentamiento prolongado y progresivo.
c) No realizar ejercicios de máxima intensidad.
d) Procurar respirar por la nariz.
e) Llevar siempre la medicación broncodilatadora en la bolsa de deporte.
Además, advierten de que no hay que cometer imprudencias estando solo o en situaciones de riesgo como cuando se practica montañismo, escalada, ciclismo, etc.
Tomando todas estas precauciones, las personas con asma pueden beneficiarse del ejercicio físico.
“A través del ejercicio, el paciente con asma obtendrá por sí mismo la confianza y entusiasmo necesarios para tomar parte en actividades a las que está expuesto diariamente”, afirman los expertos de SEPAR.
Purificación León
EFE-REPORTAJES