Rodrigo Díaz M.
Expertos están compartiendo consejos sobre cómo las personas pueden reducir su consumo de alcohol, ya que las nuevas directrices nacionales destacan los riesgos de cáncer asociados con la bebida.
El Centro Canadiense sobre el Uso de Sustancias y Adicciones (CCSA) ha reemplazado las que salieron en el 2011, que consideraban 10 bebidas por semana para las mujeres, y 15 bebidas por semana para los hombres como una cantidad segura.
Sin embargo, las nuevas directrices dicen que incluso tomar pequeñas cantidades de alcohol puede causar cáncer.
Según la CCSA, cualquier persona puede desarrollar algunas formas de cáncer cuando consume más de dos bebidas a la semana. Además, algunos pueden desarrollar enfermedades cardiacas o derrames cerebrales cuando consumen más de siete copas a la semana.
La CCSA añade que el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) identificó el alcohol como carcinógeno del grupo 1 en el 1988, “uniéndose a las filas del tabaco y el amianto”.
Según un estudio publicado en The Lancet Oncology, el 4,1% de los casos de cáncer en el mundo en 2020 estaban relacionados con el alcohol.
En Canadá, el 40% de las personas mayores de 15 años beben más de seis copas a la semana, según la CCSA.
Dicho esto, el primer consejo para reducir el consumo es conocer los riesgos.
Mucha gente no se da cuenta de los daños del alcohol: es una droga intrínsecamente adictiva. No podemos tomar decisiones al respecto sin el debido consentimiento informado.
Aunque las directrices actualizadas suponen un gran cambio al menos ahora podemos identificarnos mejor con los riesgos que implica para la salud.
Incluso si las nuevas directrices sólo te hacen reflexionar sobre tu consumo, eso es reducción de daños. Es plantar semillas. La gente tiene derecho a saber lo que consume.
Según la CCSA, “una bebida estándar” en el país es “una botella de 341 de cerveza o sidra con un 5% de alcohol, un vaso de 142 ml de vino con un 12% de alcohol y un shot de 43 ml de licor con un 40% de alcohol”.
La gente puede hacer un seguimiento de sus hábitos de consumo de alcohol, durante una semana o un mes, y tratar de entender lo que los desencadena mediante el uso de una aplicación o un diario para registrar su consumo.
Pregúntese por qué bebes, ¿crees que lo necesita para relajarse, socializar, divertirse? Pregúntese también si el alcohol le sigue sirviendo igual que en el pasado. ¿Bebe más de lo que quiere? ¿Está afectando su trabajo o sus relaciones sociales? ¿Siente malestar o ansiedad al día siguiente de beber? Todas estas son preguntas importantes para evaluar su relación con el alcohol y hacer algunos reajustes.
Hay beneficios asociados a beber menos que pueden ser un buen motivo para reducir el hábito de beber, como conseguir una mejor salud, ahorrar dinero, dormir mejor, sentirse mejor y eliminar la resaca.
Tenga una cantidad fija de dinero que gasta en una noche de fiesta, evita los shots y los juegos de beber, compre cantidades individuales de vino en lugar de una botella, compre latas pequeñas en lugar de latas normales.
Quienes beben para socializar pueden encontrar otras formas de hacerlo, como hacer ejercicio, jugar a juegos de mesa, participar en actividades culturales, tomar un café, dar un paseo, ir al cine o al teatro, o incluso participar en actividades de voluntariado.
Si la dependencia es grave busque ayuda profesional,
Es importante empatizar con otras personas que quieren cambiar sus hábitos de consumo de alcohol, ya que dejar de beber no es tarea fácil.
El alcohol es adictivo, pero socialmente se acepta y se fomenta, lo que dificulta dejarlo. A menudo hablamos de que el alcohol es la única sustancia que exige una justificación social para no consumirse.