Rodrigo Díaz M.
Alek Minassian fue declarado culpable de 10 cargos de asesinato en primer grado y 16 de intento de asesinato en una decisión muy esperada que se emitió en vivo ayer a través de YouTube.
La jueza del Tribunal Superior de Ontario, Anne Molloy, dijo que Minassian, de 28 años, no había establecido en un balance de probabilidades con motivos por los cuáles debía ser encontrado no responsable penalmente del horrible ataque de la furgoneta blanco ocurrido en Yonge St. del 23 de abril de 2018.
Algo inusual que ocurrió en la audiencia del miércoles fue que la jueza se negó a pronunciar el nombre del asesino durante su decisión, optando por llamarlo “John Doe” porque quería negarle la fama que buscaba.
También añadió que, en el futuro, se consideraría cuidadosamente la posibilidad de ocultar los nombres de los autores de estos crímenes en casos similares.
En los extractos que leyó de su decisión de 68 páginas, Molloy dijo que el trastorno del espectro autista puede considerarse como un trastorno mental para una posible defensa bajo la sección de no responsabilidad penal pero que Minassian tomó una decisión racional que el mismo sabía que era moralmente incorrecta.
“Para mí está claro que el Sr. Doe sabía que sus acciones serían vistas por una gran mayoría de la sociedad como moralmente incorrectas”, dijo. “El Sr. Doe pensó en cometer estos crímenes durante un periodo de tiempo considerable y tomó una decisión meditada para proceder”.
“Su ataque a estas 26 víctimas ese día fue un acto de una mente en orden, a pesar de su terrible naturaleza y a pesar de que, hasta el día de hoy, no muestra ningún remordimiento por ello y ninguna empatía por sus víctimas”.
Las víctimas de esta tragedia fueron: Anne Marie D’Amico, de 30 años, Dorothy Sewell, de 80, Renuka Amarasingha, de 45, Munir Najjar, de 85, Chul Min (Eddie) Kang, de 45, Mary Elizabeth (Betty) Forsyth, de 94, Sohe Chung, de 22, Andrea Bradden, de 33, Geraldine Brady, de 83, y Ji Hun Kim, de 22.
Minassian llevaba más de una década fantaseando con el asesinato en masa y creía que ésta era su forma de hacerse famoso.
“En este caso, el Sr. Doe sabía que era legalmente incorrecto matar a la gente y también sabía que su plan de atropellar y matar a la gente constituía un asesinato en primer grado y que, si era detenido, iría a la cárcel el resto de su vida”, explicó Molloy.
“Por eso su plan era la muerte a manos de un policía, siendo eso preferible a la cárcel. El Sr. Doe sabía que la gran mayoría de las personas de la sociedad considerarían que un acto de asesinato en masa es moralmente incorrecto. Sin embargo, él quería alcanzar la fama y la notoriedad”.