Ahorrar en la compra de los alimentos es buena idea ante la “cuesta arriba de enero”, lapso en que nuestros bolsillos y cuentas corrientes están desinfladas, debido a los gastos de las fiestas navideñas y las vacaciones de final de año.
En muchos hogares, sobre todo en aquellos con familias numerosas e ingresos ajustados, ahorrar en la cesta de la compra se ha convertido en una necesidad a lo largo de todo el año.
Sin embargo, no hay que economizar a costa de mermar la salud y fomentar el sobrepeso, advierten los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO (www.imeoobesidad.com), destacando un reciente estudio.
Según el informe ‘Generación XXL’ elaborado por IPSOS (www.ipsos.com), la tercera compañía global de investigación de mercados, “la crisis económica global es uno de los principales factores del auge de casos de obesidad a nivel mundial en los últimos años”.
Según IPSOS, en varios países la crisis ha empujado a los consumidores a buscar productos más baratos y, en consecuencia, menos nutritivos. Un ejemplo es el Reino Unido, donde las ventas de carne de cordero, vegetales frescos y fruta han bajado de forma considerable, mientras que productos envasados como galletas o pizza han crecido en los últimos 5 años.
En Gran Bretaña, el mismo informe indica que “el 23 por ciento de la población es obesa, y el 61 por ciento tiene sobrepeso”. También afirman que las ventas de productos orgánicos cayeron un 15 por ciento de 2011 a 2012, y el 23 por ciento de los consumidores se dio de baja en del gimnasio.
A nivel global, el 17 por ciento de los encuestados señaló que una de las principales barreras a la hora de llevar a cabo un estilo de vida más saludable, es que “resulta caro”, y el 79 por ciento apunta que “vivir mejor” es hoy en día más difícil que nunca.
En América, Brasil es uno de los países con el porcentaje más alto de personas que luchan por mejorar sus condiciones y hábitos vitales, mientras que la obesidad comienza a ser alarmante en Estados Unidos, donde el 34 por ciento de la población es obesa y el 75 por ciento sufre algún tipo de sobrepeso, según recoge el estudio.
ESTAR GORDO NO EQUIVALE A ESTAR NUTRIDO
“Es inevitable que en una situación de crisis económica nos mostremos más susceptibles al precio y apostemos por el formato “pack familiar”, “segunda unidad a mitad del precio” o los cupones con descuento promocionales, olvidando que el precio no es lo único que importa cuando se trata de comer bien”, indica Rubén Bravo, portavoz del IMEO.
Según Bravo, en los países europeos más afectados por la crisis, “el creciente número de desempleados impulsa a muchas familias a recortar del presupuesto destinado a la comida, basando su dieta en productos baratos y básicos”.
“En muchos casos se trata de pizzas, zumos envasados y refrescos con altos niveles de azúcar; bollería industrial y precocinados de poco precio, pero escasa calidad e índices calóricos muy elevados, lo que puede repercutir en un incremento de los casos de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares”, señala este experto.
Además, la presencia de sobrepeso y obesidad en una persona no significa que esté más saludable. Según este profesional, la deficiencia de hierro, calcio, zinc y vitaminas, en combinación con una grasa predominante visceral, es decir en la zona del abdomen, favorece los males de corazón, el ‘hígado graso’ y el desarrollo de células anormales.
No obstante, “sabemos que, aún con escasos recursos, se puede hacer la cesta de compra de manera responsable y esto es beneficioso tanto para el bolsillo, como para la salud”, explica el portavoz del IMEO.
Consultado por Efe sobre cómo evitar el gasto debido a que algunas comidas o bebidas se estropeen y haya que tirarlas, Bravo responde que, para no desperdiciar ningún alimento, “recomendamos realizar la compra semanalmente con un plan de menús determinados, comprando solo los alimentos y las cantidades justas”.
Por otro lado, según el experto de IMEO es conveniente “aprovechar las ofertas estilo ‘2 x 3’ en productos susceptibles de ser congelados o no perecederos con fecha de caducidad amplia”.
¿Cómo se asegura el consumidor de que está comprando un producto barato pero de una calidad aceptable para su salud?.
Según Bravo, en muchos países “las asociaciones de consumidores desarrollan mensualmente una revista online y en papel, realizando comparativos de diferentes productos y grandes superficies donde analizan las mejores opciones calidad/precio de una gran gama de alimentos preparados o industrializados”.
“Darse de alta o subscribirse a estas publicaciones nos aportará un punto de vista objetivo y profesional sobre las mejores opciones para nuestro carrito de la compra”, sugiere.
Para comer sano a bajo precio, al elaborar y cocinar los platos “podemos reducir el coste y rebajar el riesgo de sobrepeso, utilizando una cucharada sopera de aceite en las comidas, en vez de rociar directamente desde la botella y evitar en lo posible las freidoras, que demandan gran cantidad de aceite y eso dispara el gasto mensual en aceite y coste”, añade.
Respecto del ahorro derivado de la forma de preparar los platos, Bravo señala que “la plancha o el ‘wok’ generan un gasto energético reducido, si lo comparamos con el horno o el microondas, cuyo coste en electricidad es muy alto, por lo que es aconsejable no abusar de estas dos últimas formas de cocinar y, en caso de utilizarlas, realizar la preparación para varios días como es el caso de los guisos u horneados.
DECÁLOGO PARA COMER SANO A BAJO PRECIO
Con la colaboración de un grupo de amas de casa pertenecientes a un foro de ayuda para personas con problemas de obesidad (www.bandeados.es), el IMEO ha elaborado un decálogo de consejos para beneficiar el bolsillo, la salud y la silueta:.
1.- Debemos comprar sin hambre. Cuando el apetito manda, solemos decantarnos por comida rápida de preparar, como pizzas, bollos, bebidas azucaradas o alimentos precocinados de poco precio pero escasa calidad.
2.- Ir a la compra sin prisa. Es primordial para poder procesar mejor la información del etiquetado y elegir el producto más indicado.
3.- Planificar la compra para los menús de la semana y evitar tirar las sobras. Si la familia se compone de una o dos personas, podemos usar las monodosis y comprar “packs” de tres o cuatro lonchas de embutido o postres unitarios. Las tostadas integrales duran más que una barra de pan y permiten controlar las cantidades.
4.- Comprar la verdura y la fruta a última hora de la tarde. En algunos mercados o supermercados suelen hacer muy buenas ofertas a estas horas para no tirar el sobrante.
5.- Adquirir los yogures de medio litro en lugar de en raciones individuales. Este envase sale más económico.
6.- Comprar los productos no perecederos –leche, aceite, latas de pescado, botes de verdura, galletas…– en gran cantidad, cuando hay buenas ofertas.
7.- Los frescos, mejor por unidad. Si necesitamos dos manzanas o dos filetes, ¿por qué llevarnos un kilo o más? Adquirir un producto fresco tiene sentido solo si se consume al poco tiempo.
8.- Las legumbres engordan menos que los hidratos y cuestan más o menos lo mismo. La regla de oro que debemos utilizar, si no se quiere engordar, es más lentejas y menos arroz.
9.- El pescado es caro, pero necesario. Es fuente de Omega 3 y previene de enfermedades del corazón. Hay que consumir pescado. Si no se quiere gastar en jurel, salmón, arenque, bacalao o mariscos, se puede optar por la panga o el atún enlatado.
10.- Cuidado con el envase antes de pesar el producto. En algunos establecimientos nos pesan el producto con papeles gruesos de estraza, que pesan unos 20 o 30 gramos. Según lo que uno compra, le puedan cobrar el papel o el envase de plástico a precio de embutido, carne o pescado.
Eugenio Frater.
EFE/REPORTAJES.-