Una teoría económica clásica plantea que al mejorar sustancialmente los ingresos de las personas que viven en los pent-houses, estos rebalsarán y dicho rebalse llegará hasta quienes viven en los sótanos. Lo que esta teoría no tiene en cuenta es que ese rebalse generalmente nunca sucede, porque los excedentes que llegan a los pent-houses regularmente son bombeados hacia cuentas ocultas en los paraísos fiscales.
Por Oscar Vigil
TORONTO. La teoría económica que se está aplicando en estos días en Ontario a través del incremento al salario mínimo es completamente diferente: bombear mejoras económicas a quienes viven en los sótanos, con la expectativa de que al estos tener mayor acceso a recursos económicos, sus transacciones financieras beneficiarán a quienes ocupan los eslabones intermedios y altos de la escala social.
A partir del 1 de enero de este año, el salario mínimo en Ontario es de 14 dólares la hora (un incremento de $2.40 sobre la base de $11.60 vigente el año pasado), y se elevará a 15 dólares la hora a partir del 1 de enero del 2019.
Este es sin duda un importante beneficio para los sectores de menores ingresos de la provincia (un 20% de la fuerza laboral, según Estadísticas Canadá), quienes comienzan a tener salarios más acordes con la situación económica que vive el país. Sin embargo, dicho incremento no ha sido muy bien recibido por algunos sectores patronales, quienes están enfocados en el aumento de los costos en sus empresas y en la eventual disminución de sus ganancias anuales.
El caso más emblemático que ha marcado este debate es el de las dos franquicias de Tim Hortons ubicadas en la ciudad de Cobourg, propiedad de Jeri Horton-Joyce, hija de Tim Horton, y de su esposo Ron Joyce Jr., cuyo padre fue el fundador de la cadena de cafeterías, la cual fue vendida en el 2014 por $12.5 billones de dólares.
Estas dos franquicias están en el ojo de la tormenta luego de que desde su casa de invierno en la Florida, Horton y Joyce notificaran a sus empleados que, debido al aumento del salario mínimo, a partir del 1 de enero de este año ellos ya no gozarían del pago de sus descansos (media hora para almuerzo y 15-15 minutos de descanso), y que de igual forma su aporte en el pago de servicios médicos aumentaría al 50%.
Su reacción al incremento no ha sido aislada, lo que ha obligado al Ministerio de Trabajo de la provincia a lanzar una campaña de comprobación de que todas las empresas están cumpliendo con las nuevas disposiciones salariales.
Alexandra, una joven hija de padres mexicanos, trabaja desde hace pocos meses en la cadena de cines Cineplex. Esta Feliz porque a partir de este mes recibirá casi 200 dólares extra en su pago quincenal, lo que ira directamente a su cuenta de ahorros para el pago de su college. Dice que en su empresa las cosas siguen igual que el año pasado, sin recortes de horas de trabajo o de beneficios.
Sin embargo, la situación no es la misma para su amiga Gabriela, quien trabaja en la cadena de supermercados Fortino’s, a quien a partir del 1 de enero le recortaron horas de trabajo debido al aumento del salario mínimo.
Estos primeros meses del año serán de ajustes, predijeron voceros del gobierno cuando anunciaron las nuevas medidas, de ajustes y con seguridad también de descontentos de algunos sectores empresariales. Sin embargo, la medida era necesaria desde hace ya varios años, dicen voceros de los sectores laborales, alegando que los sótanos estaban ubicados cada vez más profundos en la escala social canadiense.