A lo largo de los últimos cinco años, muchos han opinado que el rol de Canadá como un país encargado de mantener la paz en el mundo en misiones para la Organización de Naciones Unidas, se vio comprometido por haberse involucrado en cambio en guerras como la de Afganistán.
Lo cierto es que se va visto envuelto en muchas menos misiones de paz en los últimos años. Como parte de sus ideas para cambiar el curso de la historia del país, el gobierno liberal está ahora intentando unirse a alguna misión de la ONU que necesite personal. Sin embargo, el periodista Brian Stewart, quien ahora trabaja para la ONG Monitoreo de Derechos Humanos en su sección canadiense, advierte que hay que tener cuidado con el uso de ciertos términos que se usan para designar las misiones militares. Mientras que el término que se utiliza a nivel político es “misiones para mantener la paz”, esto no quiere decir necesariamente que estas misiones “fomenten la paz” en países en guerra, afirma Stewart.
En realidad, gran parte de las misiones para “mantener la paz”, que se están llevando a cabo en diferentes países del mundo como Mali o la República Central Africana, son en realidad operaciones de contra-insurgencia para luchar contra guerrillas, grupos radicales o yihadistas, así como contra grupos anti-gobierno y bandas criminales. Es importante resaltar que los oficiales de la ONU y de los Estados Unidos están intentando persuadir al gobierno canadiense para que prevengan masacres en países africanos como las que han ocurrido en Ruanda y Somalia en los años 1990s.
Debido a nuevas técnicas guerrilleras, de acuerdo al periodista, muchas de las tropas de las Naciones Unidas no han podido derrotar o incluso luchar contra las milicias guerrilleras. Por este hecho, muchos de los trabajadores humanitarios que realizan misiones en estos lugares se han encontrado vulnerables a ataques, pues las milicias que se supone los deben proteger, no han podido lidiar con los constantes ataques de los grupos armados. El periodista también afirma que las misiones de paz no deben ser vistas como un hecho de heroísmo histórico como las hacen ver los libros de historia.
La realidad, dice Stewart, es que las misiones fáciles, en donde se firman acuerdos de paz que duran por muchas generaciones están hasta el tope de voluntarios. El problema es que ningún país quiere comprometer sus tropas en las misiones difíciles. Por ejemplo, afirma el periodista, hace 15 años, 40,000 tropas fueron dedicadas a proteger a las personas en zonas desde la antigua Yugoslavia hasta Timor oriental. El día de hoy, existen 125,000 fuerzas de la ONU en más de doce misiones alrededor del mundo intentando proteger a una población de 125 millones. Estas misiones necesitan personal desesperadamente.
Para finaliza, es importante resaltar que las misiones militares no necesariamente remedian conflictos complejos que durarán muchos más años. Asimismo, menciona el periodista, la moral de la ONU está enfrentando una de sus peores crisis en la historia debido a numerosas alegaciones de abuso sexual y explotación sexual por parte del personal de sus tropas de paz en países como Mali o la República Central Africana. La ONU se ha comprometido a implementar cambios en el sistema para evitar que esto se siga dando, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Si Canadá decide entrar en una de estas misiones, debe tener en cuenta los riesgos, los objetivos y comprometerse con principios que ayuden a mantener la seguridad y la dignidad de las víctimas del conflicto.