que las zonas de la Antártida y del Ártico exhiben una extensión de hielo menor que nunca y que el calor presenta un riesgo elevado para Asia y otras regiones.
Asimismo, casi la mitad de los bosques del planeta han desaparecido, las fuentes de agua subterránea se agotan rápidamente y la biodiversidad está profundamente deteriorada.
Informes de las estadounidenses Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio aseguran que las temperaturas superficiales medias en enero fueron las más altas de la historia, después de las de enero de 2016 y de 2007, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Según la NOAA, la temperatura media fue de 0,88 grados por encima del promedio de 12 grados del siglo XX. El Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Mediano Plazo señaló que se trató del segundo promedio más caluroso de la historia.
La variabilidad natural del clima –como los fenómenos de El Niño y La Niña- implican que el planeta no tendrá nuevos récords de temperatura cada mes o cada año.
“Más importante que las clasificaciones individuales mensuales es la tendencia a largo plazo del aumento de las temperaturas y los indicadores de cambio climático, tales como las concentraciones de dióxido de carbono, que subieron a 406,13 partes por millón en el (estadounidense) Observatorio de Mauna Loa en enero, frente a los 402,52 ppm en enero de 2016”, destaca la NOAA.
Mientras tanto, las mayores desviaciones positivas de temperatura respecto a la media de enero se observaron en la mitad oriental de Estados Unidos, Canadá y, en particular, en la región del Ártico. Las altas temperaturas árticas también persistieron a principios de febrero.
“Por lo menos tres veces en lo que va de este invierno boreal, el Ártico experimentó el equivalente polar de una ola de calor, cuando fuertes tormentas en el océano Atlántico impulsaron una masa de aire caliente y húmedo y elevaron las temperaturas hasta un punto próximo a la congelación”, añade el informe.
“Las temperaturas en el Ártico son notables y muy alarmantes”, expresó el director del Programa Mundial de Investigaciones Climáticas, David Carlson. “El ritmo del cambio en el Ártico y los cambios resultantes en patrones de circulación atmosférica más amplios, que afectan al clima en otras partes del mundo, están llevando la ciencia del clima a sus límites”, afirmó.
Como consecuencia de ondas en la corriente de chorro – el flujo de aire que se mueve rápidamente y ayuda a regular las temperaturas – gran parte de Europa, la península árabe y el norte de África padecieron fríos poco habituales, al igual que partes de Siberia y el oeste de Estados Unidos.
“La extensión del hielo marino fue la menor en los 38 años de registros satelitales que existen para el mes de enero, tanto en el Ártico como en la Antártida, de acuerdo con el Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo (NSIDC) de Estados Unidos y el Portal de Hielo Marino, de Alemania, operado por el Alfred-Wegener-Institut“, añadió Carlson.
“El período de recuperación para el hielo marino del Ártico normalmente se produce en el invierno, cuando se gana tanto en volumen como en extensión. La recuperación de este invierno ha sido frágil, en el mejor de los casos, y hubo algunos días de enero cuando las temperaturas subieron por encima del punto de fusión”, explicó Carlson.
“Esto tendrá implicaciones serias para la extensión del hielo del mar ártico en verano, así como para el sistema global del clima. Lo que sucede en los polos no se queda en los polos”, advirtió.
“El derretimiento de los glaciares está ligado, a corto plazo, a peligros como inundaciones y deslizamientos de tierra y, a largo plazo, al estrés hídrico de millones de personas”, dijo por su parte Taalas.
En Canadá se sienten los efectos del cambio climático a nivel mundial
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