Reflexión del mes de agosto
Las palabras pueden construir puentes, abrir caminos y transformar realidades. Pero también pueden herir, dividir o confundir. Por eso, más que hablar mucho, necesitamos aprender a hablar bien.
Hablar bien no es solo tener un buen vocabulario, es saber cuándo hablar, cómo hablar y desde dónde. Es usar la voz para expresar verdades, no para imponer ideas. Para defender lo justo, no para silenciar al otro. Para inspirar, no para intimidar. En este mes de agosto en que hablamos del poder de la voz hispana, recordemos que la fuerza de nuestras palabras está en su intención y en su autenticidad. Una comunidad que sabe hablar con claridad, con respeto y con propósito tiene una voz que se escucha más allá del ruido.
La invitación es sencilla: elige tus palabras como quien elige semillas. Que lo que digas deje raíces, que construya, que sane. Porque en tiempos donde todo el mundo habla, lo valioso es quien sabe decir algo que importe.











