El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonó por sorpresa la cumbre del G7 en Kananaskis, Alberta (16–17 de junio de 2025), un día antes del cierre oficial. Según la Casa Blanca y diversos medios, la razón principal fue la escalada de tensiones entre Israel e Irán
Antes de su partida, Trump firmó un acuerdo comercial con el primer ministro británico Keir Starmer, pero sostuvo que debía regresar urgentemente a Washington “por razones obvias”
Posteriormente, lanzó advertencias desde Truth Social, pidiendo la evacuación inmediata de Teherán y reiterando que Irán “nunca debe tener armas nucleares”
Este abrupto retiro se da en medio de un contexto tenso también dentro del G7, marcado por desacuerdos sobre sanciones a Rusia —Trump criticó la exclusión de Moscú y planteó reintegrarla al grupo— y una llamada unificada por parte del G7 para reducir tensiones en Medio Oriente
La salida del mandatario generó preocupación entre los aliados, quienes intentaron mantener el foco en temas como Ucrania y el comercio global, y reestructurar la agenda sin él
¿Qué implica esta decisión?
Impacto diplomático inmediato: Trump interrumpió conversaciones sobre temas clave como el conflicto en Ucrania y acuerdos bilaterales con líderes como el de México y Ucrania, repercutiendo en la cohesión del G7
Señales a Irán: Su mensaje alarmista y la urgencia por volver dejaron en claro su postura agresiva y su presión hacia el régimen iraní.
Tensión entre aliados: El gesto se suma a las crecientes diferencias con Europa sobre temas como sanciones, comercio y amenazas nucleares.
Esta salida intempestiva revela cómo sacude la diplomacia global en medio de crecientes crisis. Trump priorizó la crisis en Medio Oriente, dejando momentáneamente la agenda del G7, lo cual ha generado incertidumbre y cuestionamientos sobre su liderazgo internacional.











