Rodrigo Díaz M.
El candidato de la oposición de izquierda uruguaya, Yamandú Orsi, se alzó con la victoria en una reñida segunda vuelta presidencial el domingo, desbancando a la conservadora coalición gobernante y convirtiendo a la nación sudamericana en la última en reprender al partido en el poder en un año de elecciones históricas.
Con casi todos los votos escrutados, los funcionarios electorales informaron de que Orsi obtuvo algo más del 49% de los votos, por delante del 46% de Álvaro Delgado, candidato presidencial de la coalición gobernante de centro-derecha. El resto votó en blanco o se abstuvo, desafiando la obligatoriedad del voto en Uruguay. La participación alcanzó casi el 90%.
Aunque no lograron atraer a los apáticos votantes jóvenes, las deslucidas campañas electorales uruguayas se mantuvieron alejadas de la furia antisistema que ha llevado al poder a populistas de fuera en otros lugares del mundo, como Estados Unidos y la vecina Argentina.
Después de semanas en las que los rivales moderados parecían empatados en las encuestas, la concesión de Delgado da paso a Orsi como nuevo líder de Uruguay y corta las posibilidades de la coalición republicana de centro-derecha de gobernar. La elección en el 2019 del presidente Luis Lacalle Pou puso fin a 15 años consecutivos de gobierno del Frente Amplio.
La victoria de Orsi fue la última señal de que el descontento latente por el malestar económico pospandémico favorece a los candidatos contrarios al poder. En las numerosas elecciones celebradas durante el 2024, los votantes frustrados con el statu quo han castigado a los partidos gobernantes desde Estados Unidos y Gran Bretaña hasta Corea del Sur y Japón.
Pero, a diferencia de otras partes del mundo, Orsi es un moderado sin planes radicales de cambio. Coincide en gran medida con su oponente en las principales preocupaciones de los votantes, como la reducción de la tasa de pobreza infantil, actualmente en un 25%, y la contención de un recrudecimiento del crimen organizado que ha sacudido a la nación, considerada durante mucho tiempo como una de las más seguras de América Latina.
A pesar de la promesa de Orsi de liderar una “nueva izquierda” en Uruguay, su plataforma se asemeja a la mezcla de políticas favorables al mercado y programas de bienestar que caracterizaron el mandato del Frente Amplio entre el 2005 y el 2020.
Su gobierno tomará posesión el 1 de marzo del 2025.