Rodrigo Díaz M.
Una enorme ciudad maya ha sido descubierta siglos después de desaparecer bajo la selva de México.
Los arqueólogos hallaron pirámides, campos deportivos, calzadas que conectaban distritos y anfiteatros en el estado de Campeche, al sureste del país. Descubrieron el complejo oculto, al que han llamado Valeriana, utilizando Lidar, un tipo de estudio láser que cartografía las estructuras enterradas bajo la vegetación. Creen que su densidad sólo es superada por la de Calakmul, considerado el mayor yacimiento maya de la antigua América Latina.
El equipo descubrió tres yacimientos en total, en una zona de prospección del tamaño de Edimburgo, la capital de Escocia, “por accidente”, cuando uno de los arqueólogos buscaba datos en Internet.
Según Marcello Canuto, coautor de la investigación, este hallazgo contribuye a cambiar la idea occidental de que en los Trópicos “murieron las civilizaciones”. Por el contrario, esta parte del mundo albergó culturas ricas y complejas, explicó.
No se sabe con certeza qué provocó la desaparición y el abandono de la ciudad, pero los arqueólogos afirman que el cambio climático fue un factor importante.
Valeriana tiene “las características de una capital” y sólo era superada en densidad de edificios por el espectacular yacimiento de Calakmul, a unos 100 kilómetros de distancia.
Los arqueólogos afirman que está «oculta a plena vista», ya que se encuentra a sólo 15 minutos a pie de una carretera principal cerca de Xpujil, donde actualmente vive la mayoría de la población maya.
No se conocen imágenes de la ciudad perdida porque “nadie ha estado nunca allí”, afirman los investigadores, aunque es posible que la población local sospechara que había ruinas bajo los montículos de tierra.
La ciudad, de unos 16,6 kilómetros cuadrados, tenía dos centros principales con grandes edificios separados por unos 2 km, unidos por densas casas y calzadas. Tenía dos plazas con templos piramidales, donde los mayas rendían culto, escondían tesoros como máscaras de jade y enterraban a sus muertos. También tenía un patio donde se jugaba a un antiguo juego de pelota.