Rodrigo Díaz M.
Los partidarios del gobierno boliviano y las fuerzas de seguridad se enfrentaron el domingo a manifestantes leales al ex presidente Evo Morales en un enfrentamiento callejero, la segunda escalada violenta de este tipo la semana.
Manifestantes y contramanifestantes se lanzaron petardos, explosivos caseros y piedras en una polvorienta zona de la ciudad de El Alto, mientras la policía antidisturbios lanzaba gases lacrimógenos a la multitud. Al menos ocho personas resultaron heridas, según informó el Ministerio de Salud de Bolivia.
El enfrentamiento, que estalló mientras miles de bolivianos que apoyaban a Morales continuaban una marcha de 190 kilómetros de una semana de duración hacia la capital, La Paz, puso de manifiesto la profundidad de la polarización en la política boliviana de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.
Morales y su ex ministro de economía, reconvertido en rival, el actual presidente Luis Arce, compiten por liderar el partido socialista boliviano (MAS), dominante desde hace mucho tiempo, en las elecciones del 2025. En los últimos meses, su lucha por el poder ha paralizado al gobierno, ha exacerbado el agotamiento de las reservas de divisas de Bolivia y ha avivado las protestas callejeras.
La crisis política rodante comenzó en el 2019, cuando Morales (que llegó al poder en el 2006) se vio obligado a dimitir tras ser reelegido para un tercer mandato en una votación empañada por acusaciones de fraude y protestas masivas. Abandonó el país, pero hizo un dramático regreso político un año después, volviendo para descubrir que había conservado un amplio apoyo entre los bolivianos pobres e indígenas.
Cada bando culpó al otro de la violencia. Morales acusó al gobierno de Arce de desplegar “grupos paramilitares para incitar a la violencia”, enviando agentes en autobús a El Alto para provocar problemas, una afirmación de la que se hizo eco el defensor del pueblo de Bolivia.
Un alto ministro del gobierno de Arce, Eduardo Del Castillo, arremetió contra la marcha de Morales calificándola de “golpista”. En términos cada vez más dramáticos, Arce (que a principios de año se enfrentó a lo que describió como un intento de golpe militar) ha acusado a Morales de intentar sabotear su gobierno.