Rodrigo Díaz M.
En Canadá, los residentes permanentes (PR) disfrutan de muchos de los mismos privilegios que los ciudadanos, incluida la posibilidad de vivir, trabajar, estudiar e invertir en el país. Sin embargo, existen algunas diferencias entre ambos estatus.
Un residente permanente es alguien que ha obtenido el estatuto de PR al inmigrar a Canadá, pero no es un ciudadano. Los ciudadanos tienen más derechos y responsabilidades, incluida la participación en el proceso democrático del país (votaciones) y la posibilidad de poseer un pasaporte canadiense.
Entender las diferencias entre ambos estatus puede ayudar a los interesados a tomar decisiones informadas sobre sus planes a largo plazo en Canadá.
Como se dijo anteriormente, los residentes permanentes no pueden votar ni presentarse a cargos políticos. Esto significa que no pueden influir tanto en el liderazgo y las políticas como los ciudadanos canadienses.
Aunque los residentes permanentes pueden trabajar en Canadá sin necesidad de permiso de trabajo, no pueden desempeñar determinados trabajos que requieren una habilitación de seguridad de alto nivel.
Para mantener su estatus de residente permanente, los residentes permanentes deben estar físicamente presentes en Canadá durante al menos 730 días en los últimos cinco años. No es necesario que esos días sean continuos, pero si no cumplen este criterio, pueden perder su estatuto de PR. Los ciudadanos, en cambio, no tienen esa restricción.
Los residentes permanentes en Canadá pueden viajar con una tarjeta de PR. Muchos países también ofrecen a los titulares de la residencia permanente canadiense estancias sin visado durante breves periodos de tiempo. En cambio, los ciudadanos canadienses tienen acceso a un pasaporte canadiense, uno de los pasaportes más fuertes del mundo. Los titulares de un pasaporte canadiense pueden explorar opciones de trabajo y estudio en el extranjero, e incluso tener doble nacionalidad. También pueden acceder al apoyo diplomático de los consulados canadienses en el extranjero.
Aunque es poco frecuente, un residente permanente canadiense puede perder su estatus, lo que le impide entrar o vivir en el país. Esto puede ocurrir si renuncia a su estatuto o si se convierte en inadmisible en Canadá (lo que puede suceder por motivos penales o de seguridad). Sin embargo, la revocación de la nacionalidad canadiense es extremadamente rara.
Si un residente permanente da a luz a un hijo en Canadá, ese hijo es automáticamente ciudadano del país. Sin embargo, los residentes permanentes que tienen hijos fuera de Canadá no transmiten automáticamente su estatus a sus hijos. Pueden solicitar el apadrinamiento de su hijo si cumplen los requisitos de apadrinamiento y si su hijo reúne los requisitos para ser considerado dependiente. La ciudadanía suele transmitirse a los hijos. Canadá tiene actualmente un límite de primera generación (FGL) que dicta que si un ciudadano canadiense nacido fuera del país tiene un hijo también nacido fuera del país, el hijo no tiene derecho automáticamente a la ciudadanía.
El gobierno federal estudia actualmente la modificación de esta norma, que dará a los canadienses nacidos en el extranjero la posibilidad de transmitir su ciudadanía a los hijos nacidos en el extranjero (aunque con algunas condiciones). El plazo actual para la modificación de esta norma es el 19 de diciembre.