POR DRA. NANCY ÁLVAREZ
Me he pasado la vida educando y tratando de ayudar a las familias a ser un útero que acoja a sus miembros y los haga funcionar. En esta época “moderna”, esto es cada vez más difícil y los resultados son preocupantes. Además, las redes sociales están llenas de personas que suelen ser “expertas en todo” y confunden opinar sobre un tema con ser especialistas en el campo profesional. Si hay algo peligroso, es un ignorante que cree saber y actuar como tal. Los grandes afirman: “yo solo sé que no sé nada”.
Mientras más conocemos sobre algo, más sabemos que apenas nos acercamos a entenderlo en profundidad. Y si ese algo tiene que ver con los seres humanos, estamos “feos para la foto y peores para el video”. Los humanos somos complicados, y si nos adentramos en las emociones, los sentimientos, las lealtades, los lazos que nos unen y nos separan, la cultura, etcétera, podemos pasar la vida estudiando, profundizando, discutiendo, viendo los diversos intríngulis que esto implica, y apenas comenzamos.
De ahí que he decidido escribir varios mandamientos sobre temas importantes y determinantes para lograr que la familia, la pareja, el amor, las relaciones entre hermanos y la sexualidad funcionen. Si le interesa, como dice mi gran amigo Pedro Secase, ¿me acompaña?
Al ser las familias los úteros donde crecen los seres humanos y el camino más importante para mejorar el mundo, abordaremos hoy los dos primeros mandamientos:
1-La familia es un sistema, que a su vez está compuesto por varios sub-sistemas. Estos tienen sus reglas, sus fronteras, al igual que sus funciones y características. El primer sub-sistema son los padres, también llamados el núcleo ejecutivo. O sea, los que mandan, los que guían y sirven de ejemplo a los hijos o al sub-sistema de los hermanos.
2-Son los padres quienes servirán de guía, con su comportamiento, para que sus hijos sean seres de bien en el mundo. También de modelo que copiar al elegir pareja y formar una nueva familia. Los padres llenan sus necesidades afectivas, sexuales y de compañía, y nadie puede estar más cerca de papá que mamá, ni de mamá que papá. Ese “nadie” incluye a los hijos y a los padres de la pareja, o sea, a los abuelos, amigos o familiares cercanos. De no respetarse esto, la familia no puede crecer ni desarrollarse para convertirse en una “nueva”, que será el resultado de lo que cada padre trajo de la suya a la nueva, y de la que los acabaron de formar con su relación.
Ahora, ¿deben los hijos dormir con los padres? El tema continuará. No se pierda el resto de los mandamientos para que una familia funcione.