Rodrigo Díaz M.
La tregua canadiense en los casos de COVID-19 se enfrenta a una posible interrupción con la aparición de una nueva familia de subvariantes, las variantes “FLiRT”.
Estos primos genéticos, originarios de JN.1, la subvariante Omicron que alimentó la ola invernal, se están extendiendo ahora por todo el país, y una variante, KP.2, está ganando rápidamente el dominio en Canadá.
KP.2 es la subvariante dominante de la cepa JN.1, explicó Gerald Evans, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Queen’s de Kingston (Ontario). Hasta el 8 de mayo, los datos nacionales mostraban que KP.2 representaba el 28,3% de todos los casos de COVID-19 en Canadá, superando a otras subvariantes de JN.1.
Esta subvariante, así como KP.1 y KP.3, conforman lo que se conoce como las variantes FLiRT.
El miércoles, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la subvariante KP.2 empezó a circular por todo el mundo en enero.
Aunque actualmente los niveles de COVID-19 son relativamente bajos de media en Canadá, el Dr. Isaac Bogoch, especialista en enfermedades infecciosas, destacó que la última mutación sugiere que puede ser más hábil para evadir nuestra inmunidad, lo que podría indicar un inminente repunte de los casos de COVID-19.
La vacuna contra el COVID-19 actualmente accesible en Canadá se dirige a la subvariante XBB 1.5 Omicron. A pesar de no incluir el virus JN.1, se espera que ofrezca eficacia contra las variantes FLiRT.
Evans subrayó que, si se es joven y se goza de buena salud, y se ha recibido la vacuna contra el COVID-19 en otoño, probablemente no será necesaria otra dosis de refuerzo hasta el otoño del 2024.
Sin embargo, a los canadienses mayores de 65 años, así como a los inmunodeprimidos, se les aconseja que se vacunen antes de empezar el verano.