Rodrigo Díaz M.
Argentina se enfrenta a una escasez de repelentes de insectos mientras el país se prepara para la peor temporada de dengue de su historia.
El dengue es un virus transmitido por mosquitos que puede ser mortal o causar enfermedades graves en algunos casos. Se ha desarrollado una vacuna contra el dengue, pero su despliegue aún está en sus primeras fases y la mayoría de la gente sigue confiando en las medidas preventivas para evitar el virus.
Los residentes informan de que es casi imposible comprar repelente.
Muchos supermercados y farmacias han colocado carteles de “no hay repelente”, y en los pocos lugares donde aún se puede adquirir, sobre todo por Internet, los precios de reventa son astronómicos.
El gobierno ha atribuido el problema a un “cuello de botella” que se corregirá en los próximos días.
Pero muchos ciudadanos, sobre todo en la capital, Buenos Aires, están temerosos en un momento en que cientos de miles de argentinos ya han sido infectados.
La escasez de repelentes empezó a notarse en marzo.
Fuentes de una de las empresas que producen repelentes en el país dijeron a BBC Mundo que la escasez se debía a un error de previsión y que la fabricación del producto llevaba meses.
El ministro de salud, Mario Russo, dijo a Radio Continental que se trataba de un “problema entre la oferta y la demanda”.
El dengue es más común en climas tropicales y subtropicales y sus síntomas incluyen fiebre alta, fuertes dolores de cabeza, ganglios inflamados y erupciones cutáneas.
El ministerio de salud del país dijo el sábado que Argentina había notificado 163.419 casos de dengue en lo que va del 2024 y que se habían registrado muertes en todos los grupos de edad, con la tasa de mortalidad más alta entre los mayores de 80 años.
El ministerio ha aconsejado a la población que evite las picaduras con el uso de repelentes y que acuda al médico si aparecen síntomas de la enfermedad.
Los casos de dengue en el continente americano se triplicaron en los tres primeros meses de este año en comparación con el mismo periodo del año anterior, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Brasil, Argentina y Paraguay han sido los más afectados, en lo que los funcionarios de la OPS han descrito como el brote potencialmente peor en las Américas hasta la fecha. Estos tres países han representado el 98% de todos los casos y el 87% de las muertes por el virus.