Rodrigo Díaz M.
En Pakistán la inflación se dispara, los precios de la energía seguirán subiendo en enero y se avecinan elecciones generales en febrero.
Los industriales de Karachi, centro neurálgico del transporte y la mayor ciudad de Pakistán, han amenazado incluso con paralizar completamente la producción esta semana, a menos que el gobierno anule las subidas sin precedentes de las tarifas del gas.
Muchos pakistaníes ya se han visto obligados a buscar ingresos adicionales, tras las fuertes subidas de los precios de la energía y otros productos básicos. Esto es en parte consecuencia de las condiciones de préstamo del FMI, que llevaron al gobierno a eliminar gradualmente las subvenciones a la energía.
En abril del 2022 estalló una crisis política tras la destitución del entonces primer ministro Imran Khan por votación parlamentaria. Durante meses se celebraron manifestaciones de protesta que paralizaron la actividad económica. Una administración provisional está actualmente al mando hasta las elecciones del próximo año.
Las devastadoras inundaciones también causaron la muerte de más de 1.700 personas y anegaron grandes extensiones de tierras agrícolas durante la estación monzónica del año pasado. El Banco Mundial estimó los daños y el coste económico totales en unos 30 billones de dólares.
Pakistán se enfrenta también a una crisis de seguridad, con una serie de atentados y atentados suicidas perpetrados por militantes islamistas, que quieren imponer una versión severa de la sharía.
Además de la inestabilidad actual, décadas de conflicto en el vecino Afganistán también han afectado al país, con millones de refugiados afganos cruzando la frontera.
Con deudas que pagar y una factura de importaciones en aumento, las reservas de divisas de Pakistán en manos de su banco central cayeron por debajo de los tres billones de dólares a principios de este año, ni siquiera lo suficiente para pagar las importaciones de un mes.
Las continuas turbulencias económicas y la falta de oportunidades de empleo han llevado a miles de personas a abandonar el país, y muchas han emprendido peligrosas e ilegales travesías por mar embravecido en desvencijadas embarcaciones abarrotadas. En junio, cientos de paquistaníes murieron al zozobrar frente al sur de Grecia un pesquero sobrecargado lleno de inmigrantes.
Se espera que un nuevo proyecto, la mayor inversión china en el extranjero, ayude a impulsar la economía pakistaní. Pero a los analistas les preocupa si las inversiones generarán suficientes ingresos para devolver los préstamos chinos. El FMI calcula que Pakistán debe unos 30 billones de dólares a China.