Rodrigo Díaz M.
Al menos 43 personas murieron cuando el huracán Otis, de categoría 5, azotó la costa del Pacífico sur de México el miércoles pasado, dijo el domingo la gobernadora de Guerrero, duramente golpeado por el huracán.
La gobernadora Evelyn Salgado dijo que el número de desaparecidos también aumentó de 10 un a 36.
En Acapulco, las familias comenzaron a enterrar a los muertos el domingo y continuaron la búsqueda de artículos de primera necesidad, mientras que los trabajadores del gobierno y voluntarios limpiaron las calles obstruidas con lodo y escombros del poderoso huracán de categoría 5.
A medida que llegaban más recursos, los equipos de búsqueda recuperaban más cadáveres del puerto de Acapulco y de debajo de árboles caídos y otros restos de la tormenta.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el sábado que sus oponentes están tratando de inflar el número de víctimas para perjudicarlo políticamente, pero con cientos de familias que aún esperan noticias de sus seres queridos es probable que siga aumentando.
Otis llegó a la costa a primera hora del miércoles pasado con vientos devastadores de 266 kilómetros por hora, tras fortalecerse tan rápidamente que la gente tuvo poco tiempo para prepararse.
Muchas personas salieron en barcas de lo que había empezado como una tormenta tropical y en sólo 12 horas se había convertido en un catastrófico huracán de categoría 5.
Personal militar y voluntarios habían trabajado a lo largo de la principal franja turística de Acapulco el sábado y Salgado anunció el domingo que el bulevar había quedado limpio de escombros.
Pero en la periferia de la ciudad, los barrios aún siguen en ruinas. Salgado dijo también que la compañía eléctrica nacional había restablecido el suministro eléctrico en el 58% de los hogares y empresas de Acapulco y que 21 camiones cisterna estaban distribuyendo agua a los barrios periféricos.
La ayuda ha tardado en llegar. La destrucción causada por la tormenta dejó aislada a la ciudad, de casi un millón de habitantes, durante el primer día y, dado que Otis se intensificó tan rápidamente el martes, apenas se había preparado nada con antelación.
La presencia militar aumentó a 15 mil efectivos en la zona. López Obrador había pedido a las fuerzas armadas que establecieran puestos de control en la ciudad para disuadir de saqueos y robos.
La agencia federal de protección civil contabilizó 220 mil viviendas dañadas por la tormenta.