Para curar algunos trastornos causados por los gérmenes, a veces no hace falta acudir a la farmacia, sino tener a mano en nuestra propia despensa algunos alimentos, vegetales o suplementos naturales, que estimulan nuestras defensas orgánicas.
DESTACADOS.
— “La equinácea, el ajo, la cebolla, el romero y el propóleo, son los principales “remedios procedentes del mundo vegetal capaces de inhibir el crecimiento de microorganismos o eliminarlos, según describe a Efe, Roberto San Antonio, que preside la Asociación de Profesionales de Terapias Naturales (APTN_COFENAT).
— Según el presidente de APTN_COFENAT, la antibioterapia natural “tiene su máxima eficacia cuando aparecen los primeros síntomas de la infección. Usada de forma preventiva ayuda al organismo a rechazar patógenos indeseados y también puede ser un complemento en fases más avanzadas de una enfermedad”.
— Un grupo de expertos de las universidades de Edimburgo, Gotinga, Tubinga y Estrasburgo, ha descubierto cómo actúa el ‘dermcidin’, un antibiótico natural que produce nuestra piel cuando transpiramos y es activo contra la bacteria de la tuberculosis y el ‘staphylococcus aureus’, responsable de numerosas dolencias.
Ciertas prácticas en el uso de los antibióticos como la automedicación, la interrupción inoportuna de los tratamientos o una prescripción incorrecta, han provocado que las bacterias se hayan hecho resistentes y haya disminuido la capacidad antibiótica de diversas sustancias, advierten desde la Asociación de Profesionales de Terapias Naturales.
Los antibióticos químicos están perdiendo eficacia por su consumo indiscriminado y, cuando se usan incorrectamente o por razones equivocadas, las bacterias se vuelven inmunes, de acuerdo a esta asociación (www.cofenat.es) que destaca ” las posibilidades que ofrece la medicina natural para paliar las infecciones y reivindica el uso de los antibióticos naturales.
UN QUINTETO CONTRA LAS INFECCIONES.
Según esta entidad “los antibióticos naturales (AN) son aquellos remedios procedentes del mundo vegetal capaces de inhibir el crecimiento de microorganismos o eliminarlos. Existen “cinco grandes” de la antibioterapia natural, según describe a Efe, Roberto San Antonio, que preside APTN_COFENAT:.
1.- EQUINÁCEA.
Rica en compuestos vegetales que elevan las defensas naturales del cuerpo, esta planta es apropiada para parar una enfermedad leve o moderada de las vías respiratorias.
Sus polisacáridos estimulan la actividad de los macrófagos, células de la sangre que contribuyen a destruir las bacterias, los virus, otros invasores y restos metabólicos.
También activa la producción del interferón, una proteína que protege a las células contra los virus.
2.- AJO.
Es un antibiótico natural, antimicrobiano, fungicida, detoxificador y antioxidante. Utilizado en superficie, el ajo es excelente para desinfectar y evitar la infección de heridas abiertas.
Es un antihelmíntico natural, utilizado para expulsar los gusanos intestinales y parásitos desde la antigüedad. Es especialmente útil contra lombrices intestinales, giardia, tripanosoma, plasmodium y leishmania.
3.-CEBOLLA.
Además de la vitamina C y la quercetina, las cebollas contienen isotiocianatos, componentes antiinflamatorios que inhiben enzimas que causan condiciones inflamatorias, tales como el dolor y hinchazón que provoca la artritis, es bueno para el asma, y también para la congestión respiratoria asociada al resfriado.
Es muy útil para tratar las infecciones del tracto respiratorio, gripe, bronquitis, faringitis, etc. Si se utiliza externamente, es un gran desinfectante.
4.-PROPÓLEO.
Este producto, que elaboran las abejas con resina vegetal, posee atributos antisépticos, antibacterianos, antiinflamatorios y anestésicos, y es eficaz contra el staphylococcus aureus, causante de infecciones respiratorias.
Su composición de aceites y minerales le hacen eficaz contra una amplia gama de bacterias, virus y hongos. El propóleo tiene una larga historia de uso medicinal, que data del año 350 antes de Cristo.
5.- ROMERO.
Considerado el ginseng ibérico, esta planta contiene más de cuarenta sustancias antibacterianas y más de veinte antivirales.
La infusión de romero puede ayudar a combatir bacterias que afectan el sistema respiratorio o intestinal.
Contiene vitamina C, vitamina E, carotenos, hierro y ácido fólico. Su aceite esencial, usado por vía tópica, tiene una acción estimulante de la circulación y, además, es efectivo como antifúngico.
MANUAL DE INSTRUCCIONES Y BUEN USO.
“Los AN tienen su máxima eficacia cuando aparecen los primeros síntomas de la infección y, usados de forma preventiva, ayudan al organismo a rechazar patógenos indeseados. Una vez declarada la infección el organismo no necesita mayor estímulo que dichos compuestos naturales, aunque pueden ser un complemento en fases más avanzadas de enfermedad”, explica a Efe, el presidente de APTN_COFENAT.
Según San Antonio, “los AN cubren el espectro total de infecciones sin limitarse a las bacterianas, carecen de efectos secundarios y no provocan nuevas enfermedades, como la depresión de la flora intestinal y sus posibles consecuencias sobre el sistema inmunológico, debidas a la ingesta de antibióticos de síntesis”.
“Sin embargo, al ser productos naturales el mayor inconveniente es que no produzcan el efecto deseado en el tiempo conveniente. Sus limitaciones vienen dadas por la falta de información adecuada sobre su uso y, sobre todo, cuando se recurre a la automedicación y no se utilizan bajo la supervisión de un terapeuta cualificado, según el presidente de APTN_COFENAT.
Para San Antonio, “el estado del organismo donde se inicia una infección varía en cada individuo en función de diferentes factores como la dieta, el sistema inmunológico o el estrés. Por tanto, la respuesta de los AN puede también variar.
“Todos los AN pueden ser tomados por todas las personas, siempre y cuando sean recomendados por un profesional de terapias naturales, y utilizados bajo su supervisión, con el objetivo de conseguir el resultado deseado”, añade este profesional.
Lo que si es preciso tener en cuenta, según este experto, es que “la dosis puede variar en cada caso. Por ejemplo, la equinácea pueden ingerirla las embarazadas con las debidas precauciones según la dosis, aunque siempre hay otros AN alternativos”.
“En todo caso, los AN siempre es conveniente que los prescriba un terapeuta que decida el tipo de preparación y la dosis recomendada. Todo aquel profesional que haya estudiado Naturopatía está preparado para indicar al paciente cual es el uso y dosis de cada AN según su dolencia, explica San Antonio.
Este experto aconseja que, en casos serios, “hay que huir del consejo de la vecina, o de la consulta en Internet, que es una de las principales fuentes de información de los pacientes, y acudir siempre a un profesional cualificado.
ANTIBIÓTICOS EN LA TRANSPIRACIÓN.
Además de los antibióticos naturales que podemos ingerir, nuestro organismo dispone de sus propios agentes antimicrobianos, que tienen la misión de destruir las bacterias a las que estamos expuestos de forma permanente.
Un grupo de expertos de las universidades de Edimburgo (Reino Unido), Gotinga y Tubinga (Alemania) y Estrasburgo (Francia) han descubierto cómo actúa el ‘dermcidin’, un antibiótico natural que produce nuestra piel cuando transpiramos.
Este compuesto, generado por las glándulas sudoríparas, es activo contra numerosos agentes patógenos, como la bacteria causante de la tuberculosis o el estafilococo dorado, que puede producir una amplia variedad de dolencias, desde infecciones cutáneas y conjuntivitis, hasta meningitis, sepsis y neumonía.
Cuando nuestra epidermis es lesionada por un pequeño corte, un rasguño o la picadura de un insecto, nuestras glándulas del sudor secretan agentes antibióticos como el ‘dermcidin’, capaz de matar rápida y eficazmente a los gérmenes invasores, según la revista ‘Science Daily’, que recoge esta información.
Los científicos ya sabían que el ‘dermcidin’ se activa en el sudor salado, ligeramente ácido, y ahora han descubierto su estructura atómica, lo que les ha permitido por primera vez determinar qué es lo que convierte a este compuesto en una potente arma contra algunas de las bacterias más resistentes a los antibióticos.
“Descubrimos que este péptido antimicrobiano se produce en la piel en grandes cantidades y que forma pequeños conductos que hacen agujeros en la membrana celular de la bacteria, haciendo que se desangre y sin que tenga tiempo suficiente para modificarse y resistir el ataque”, ha explicado a la BBC, uno de los autores de la investigación, el doctor Ulrich Zachariae, de la Escuela de Física y Astronomía de la Universidad de Edimburgo.
Los expertos también han hallado que el ‘dermcidin’ puede adaptarse a distintos tipos de membrana bacteriana y, al perforarlas, permiten que entren en su interior agua y partículas que acaban destruyendo las bacterias.
Se sabe que existen alrededor de 1.700 tipos de estos antibióticos naturales, conocidos como péptidos antimicrobianos (AMP), los cuales podrían ser más eficaces a largo plazo que los antibióticos tradicionales, ya que los gérmenes no son capaces de desarrollar rápidamente la resistencia contra ellos, según los investigadores de las cuatro universidades europeas.
Omar R. Goncebat.
E F E – REPORTAJES.-