Rodrigo Díaz M.
Rusia suspendió un acuerdo sin precedentes que permite el flujo de grano desde Ucrania a países de África, Oriente Medio y Asia, donde el hambre es una amenaza creciente y los elevados precios de los alimentos han sumido a más personas en la pobreza.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, anunció que Rusia suspendería la Iniciativa de Granos del Mar Negro hasta que se cumplan sus exigencias de conseguir sus propios envíos agrícolas al mundo, a pesar de que el país ha estado enviando cantidades récord de trigo y sus fertilizantes también han estado fluyendo.
“Cuando se aplique la parte del acuerdo del Mar Negro relacionada con Rusia, Rusia volverá inmediatamente a la aplicación del acuerdo”, declaró Peskov. Rusia se ha quejado de que las restricciones al transporte marítimo y a los seguros han obstaculizado sus exportaciones de alimentos y fertilizantes, también fundamentales para la cadena alimentaria mundial.
Es el final de un acuerdo de gran avance que las Naciones Unidas y Turquía negociaron el verano pasado para permitir la salida de alimentos de la región del Mar Negro después de que Rusia invadiera su vecino hace casi un año y medio. El acuerdo garantizaba que los barcos no serían atacados al entrar y salir de los puertos ucranianos.
Otro acuerdo facilitó la circulación de alimentos y fertilizantes rusos en medio de las sanciones occidentales.
Los dos países enfrentados son importantes proveedores mundiales de trigo, cebada, aceite de girasol y otros productos alimenticios asequibles de los que dependen los países en desarrollo. Aunque los analistas no esperan más que un repunte temporal de los precios de las materias primas alimentarias, ya que países como Rusia y Brasil han aumentado sus exportaciones de trigo y maíz, la inseguridad alimentaria va en aumento.
El acuerdo se renovó por 60 días en mayo, en medio de la oposición de Moscú. En los últimos meses, la cantidad de alimentos enviados y el número de buques que zarpan de Ucrania han caído en picado, y se acusa a Rusia de impedir la participación de más barcos.
La guerra en Ucrania que se desencadenó el año pasado hizo que los precios de los productos alimentarios básicos subieran hasta máximos históricos y contribuyó a una crisis alimentaria mundial relacionada también con otros conflictos, los efectos persistentes de la pandemia del COVID-19, las sequías y otros factores climáticos.
Los elevados costes del grano necesario para la producción de alimentos básicos en lugares como Egipto, Líbano y Nigeria agravaron los problemas económicos y contribuyeron a sumir a millones de personas en la pobreza o la inseguridad alimentaria.