Susana Donan
La subida de las tasas de interés y el encarecimiento de las hipotecas en el último año han llevado a muchas entidades financieras a ofrecer amortizaciones ampliadas a los prestatarios con dificultades para mantenerse al día, pero el regulador bancario canadiense advierte de que esta tendencia podría tener consecuencias negativas a largo plazo.
La medida no está exenta de riesgos por su potencial para mantener a los prestatarios endeudados durante más tiempo y aumentar sus pagos por intereses.
Es por esto que el regulador bancario hace mucho énfasis la necesidad de que los prestamistas gestionen sus cuentas de forma proactiva, actuando antes de que la tensión del prestatario se vuelva inmanejable, con el fin de ayudar a preservar la estabilidad del sistema bancario.
La medida es una solución temporal para ayudar a los propietarios a no perder sus casas, también es buena para los bancos, porque pueden seguir cobrando sus intereses y asegurarse de que los canadienses no dejan de pagar sus hipotecas.
Pero, al mismo tiempo, también es mala para los canadienses, porque sólo pagan intereses, así que, en esencia, están pagando un alquiler al banco.
En general, los prestamistas también exigen a los canadienses que vuelvan a la amortización original contratada en el momento de la renovación. Eso significa que una amortización inicial de 25 años ampliada, por ejemplo, a 60 ó 70 años, volvería a ser de 20 años al renovarse al cabo de cinco años, con lo que las cuotas mensuales del prestatario volverían a aumentar drásticamente.
Tanto los prestamistas como los prestatarios se enfrentan a una especie de enigma a la hora de asumir esos costes drásticamente más elevados: aunque la solución puede ser problemática a largo plazo, no parece haber muchas alternativas viables, si es que hay alguna, para evitar el riesgo de dificultades financieras y un posible impago.
Se trata de una solución bastante sencilla y directa para ayudar a los propietarios de viviendas en estos momentos: para garantizar que no incumplan sus préstamos y que no se vean abocados a una situación de venta forzosa, basta con ampliar la amortización, cobrar sólo los intereses y mantener el pago lo más bajo posible para que estos clientes tengan un techo bajo el que cobijarse.
Aun así, dista mucho de ser una solución ideal, ya que los propietarios cuyo pago mensual no es suficiente para cubrir los intereses tienen que hacer frente a que los prestamistas sigan añadiendo la diferencia al saldo de la hipoteca o del capital.
El importe pendiente del préstamo va a seguir creciendo, y están pagando intereses sobre intereses. Los propietarios de viviendas definitivamente tienen que ser proactivos y tratar, de ser posible, de reducir ese saldo de la hipoteca
Aunque la Asociación Canadiense de Banqueros afirma que el porcentaje de hipotecas morosas, aquellas con un retraso en los pagos de tres meses o más, se sitúa actualmente en sólo el 0,16%, esta cifra podría cambiar rápidamente como resultado de esta medida en un par de años.