Por Raúl A. Pinto
Hablando de las polémicas armadas en las redes sociales cuestionando la calidad de The Super Mario Bros Movie, es posible que si logramos entender que la nueva versión del videojuego es PARA NIÑOS, la disfrutemos mucho más. Pero si ud es, como yo, un fanático de todas la versiones de este clásico creado por Shigeru Miyamoto and Gunpei Yokoi, no tenga temor: las referencias también son innumerables, acertadas e ingeniosas.
El problema, claro está, es que la historia se desarrolla de forma un poco pobre y nunca logra convencernos a nosotros, los adultos que nos creemos intelectuales. Esto se debe a que desde los 90s el cine nos haya traído películas para menores con guiños que los adultos entendemos muy bien. De todas formas, a no mucha gente le importa esto. Especialmente a aquellos que hicieron de esta película la cinta animada mas taquillera de la historia en su primer fin de semana de exhibición, y que acumula mil millones de dolares mientras usted lee esto, en mayo del 2023.
En la tercera entrega para el cine, luego de la cinta animada de 1986 y la malograda cinta de acción de 1993, los hermanos Mario y Luigi (así es, uno se llama Mario Mario) trabajan contentos en su nueva compañía de fontaneros/plomeros/gásfiters en el barrio de Brooklyn, ciudad de Nueva York. Las cosas no salen tan bien para el par de emprendedores, y el negocio tiene problemas, además del hecho que el padre de ambos, como buen estereotipo de padre inmigrante, desaprueba las decisiones de sus muchachos. La acción comienza cuando se descubre una importante grieta en las alcantarillas de la ciudad, lo que lleva a los hermanos Mario a sumergirse en las cloacas neoyorkinas para investigar. Y así de simple, una tubería mágica termina transportándolos a otro mundo. Ese que conocemos, el de Bowser, la Princesa Peach, Toad, el champiñón, y los mundos fantásticos, que podrían o no podrían incluir una carrera de autos ridículamente encantadores…
En una hora y media, los directores Aaron Horvath y Michale Jelenic nos traen un bombardeo épico de chistes, no siempre muy graciosos, pero que aprovechan perfectamente la ocasión de que niños y adultos viendo el film puedan apuntar a la pantalla cada vez que una referencia aparece.
Además es una excelente vitrina de inclusión, donde las princesas también saben defenderse, y donde Mario, Luigi y su familia son inmigrantes buscando crecer en EEUU. Es también una excelente vitrina de la cultura japonesa, considerando que el creador del videojuego, Shigeru Miyamoto, ha comentado abiertamente de la influencia de las creencias Shinto y Budista en esta creación. De todas formas, es posible que en el futuro, alguien se de cuenta que en el fondo no es una buena película. Pero para ese entonces ya será un clásico infantil. Mejor, compruébelo por usted mismo. Disponible en salas.
Desde La Pantalla