A casi cuatro años de la declaración de la pandemia del COVID-19, el virus podría pasar a ser algo considerado tan común como un resfriado común muy pronto.
Rodrigo Díaz M.
A medida que la gente en Canadá termina el primer mes del nuevo año, muchos pueden tener la esperanza de que también pueden esperar buenas noticias en lo que respecta al COVID-19.
Pero ¿será el 2023 el año en que se declare finalizada la fase de emergencia de la pandemia y Canadá reconozca que el virus es endémico?
Resulta que declarar o decidir que un virus es endémico no es una práctica sencilla ni claramente definida.
Un virus endémico se refiere a la “presencia constante y/o prevalencia habitual de una enfermedad o agente infeccioso en una población dentro de un área geográfica”, según los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
Pero la designación oficial de un virus como endémico no es necesariamente una labor científica, sino más bien política y puede variar de región en región.
El año pasado fue sido el más mortífero para la enfermedad en Canadá, con más de 19 mil muertes registradas hasta la fecha, según datos federales.
En el 2022 también se produjo un aumento masivo del número de canadienses infectados por el virus después de que la variante Omicron apareciera a finales de 2021 y arrasara comunidades y países de todo el mundo.
Es probable que más del 70% de los canadienses se hayan infectado con COVID-19 desde la llegada de Omicron, en comparación con menos del 5% de la población que había contraído COVID-19 antes de Omicron, según los estudios de análisis de sangre financiados por el gobierno federal a través del grupo de trabajo nacional sobre inmunidad a COVID-19.
Además, la Dra. Theresa Tam, jefa de Public Health Canadá, declaró que los nuevos datos federales también muestran que alrededor del 15% de las personas de Canadá que declaran haber contraído el virus pueden experimentar síntomas prolongados.
Aunque aún se desconocen los riesgos de contraer el COVID prolongado, el elevado número de canadienses que se han infectado con el virus, unido al hecho de que el 83% de los canadienses han recibido al menos dos dosis de la vacuna, significa que muchas personas han adquirido la llamada inmunidad híbrida, que según algunos estudios proporciona una mayor protección.
Y aunque se trata de una buena noticia para Canadá, el hecho de que la inmunidad al COVID-19 disminuya con el tiempo significa que todavía es demasiado pronto para declarar el fin de la emergencia.
Los datos y la vigilancia que proporcionan información sobre cómo se comporta y cambia un virus en una población son clave para determinar las respuestas, incluso en las decisiones sobre si sigue siendo una situación de emergencia.
Pero Canadá es uno de los muchos países en los que se ha producido una reducción significativa de las pruebas de detección del COVID-19, debido a que las provincias y territorios han adoptado políticas de detección que se basan principalmente en pruebas rápidas para detectar el virus, que no son objeto de seguimiento.
Esto significa que hay menos datos disponibles para seguir y comprender el impacto del virus, lo que dificulta la capacidad para explicar al público la actual situación de la enfermedad.
Aunque sigue habiendo cierta vigilancia del virus, incluidas las pruebas de aguas residuales y algunas pruebas oficiales de PCR, la única señal significativa de que hay una nueva ola del virus son los ingresos hospitalarios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha mostrado su preocupación por el descenso mundial de la vigilancia del COVID-19, y ha advertido de que esto podría abrir la puerta a una nueva variante preocupante que podría causar una “mortalidad significativa”.
Durante los últimos meses, los funcionarios de la OMS han estado instando a los países a reforzar el seguimiento, las pruebas y la secuenciación del COVID-19, tras un marcado descenso de las medidas de vigilancia a medida que se han relajado las restricciones de salud pública en todo el mundo.
La OMS incluso ha añadido advertencias a sus informes epidemiológicos semanales sobre la circulación mundial de COVID-19 y el número de casos, señalando que cualquier tendencia “debe interpretarse teniendo debidamente en cuenta las limitaciones de los sistemas de vigilancia de COVID-19”.
Dado que prácticamente todas las antiguas restricciones de salud pública se han levantado en Canadá, es poco probable que una declaración oficial de que el COVID-19 es endémico cambie mucho las cosas.
Health Canada dice que los indicadores de vigilancia, incluidas las pruebas clínicas y de aguas residuales, muestran que el SARS-CoV-2 sigue circulando por el país, y aunque Canadá ha pasado el pico del último resurgimiento del COVID-19, “es demasiado pronto para bajar la guardia”.
La situación en China también podría desempeñar un papel importante en la evolución del virus, ya que ahora millones de personas se ven expuestas repentinamente al virus tras la decisión del gobierno chino de abandonar su política de cero contagios.














