Por Raúl A. Pinto
“Black Panther: Wakanda Forever” no es solamente una entretenida película de acción que sucede a la exitosa cinta del año 2018, nominada y ganadora de varios premios Oscars. El director Ryan Coogler – quien hace un par de años sufrió un indignante ataque racista cuando fue detenido por sospecha en el banco en el que intentaba cobrar un cheque- trabaja como un verdadero artesano a la altura de James Cameron, Steven Spielberg u otros grandes contadores de historia del cine como Cecil B DeMille, entendiendo precisamente que entregarles el mismo amor a las secuencias de acción que a la historia jamás traerá malos dividendos.
Luego de la partida del Rey T’Challa, todo Wakanda entra en duelo, pero al mismo tiempo, el pueblo se siente vulnerable y expuesto, luego que la tecnología y los recursos escondidos por siglos son ahora de conocimiento público. Es aquí cuando Namor, el rey del mundo submarino de Talokan, se presenta ante la nueva reina del país, Shuri, quien recordemos, es además una experta en tecnología de alta calidad. Namor no viene precisamente en son de paz: si Wakanda está en peligro, él y su pueblo temen ser los próximos atacados.
Coogler logra traspasar los “tema país” del (ficticio) país africano hacia el corazón de sus personajes y los espectadores. Las batallas crecen en tamaño y en intensidad, y a la par lo hace la necesidad imperiosa de salvar las raíces, preservar las culturas y mantener la paz al más puro estilo gatopardiano o panteranegriano, en este caso.
El esfuerzo por “salvar” la película luego de la muerte del protagonista de la anterior, el magnífico Chadwick Boseman, llevo al equipo Marvel a cargo de la cinta a poner el esfuerzo más hermoso jamás mostrado en una cinta de la casa de superhéroes fundada por Stan Lee. Esta es, sin duda alguna (bueno, bueno, en mi opinión), la más completa y minuciosa película de la productora a la fecha, desde el impresionante elenco, hasta la fotografía, efectos especiales y el guion. Y sí, merece ser considerada como una de las mejores del año. Mas le vale a James Cameron traer algo bueno en diciembre, porque sobrepasar este film es un verdadero desafío. Disponible en salas.
La segunda temporada de “The White Lotus”, el sorpresivo éxito televisivo del 2021, trae un elenco completamente renovado, a excepción de los monumentales Jennifer Coolidge y Jon Gries, que repiten el plato como los -ahora- esposos Tanya y Greg Hunt.
Convertida en una antología, la serie sobre el resort hawaiano nos lleva ahora a Sicilia, Italia, donde la sucursal de White Lotus es un pomposo hotel cinco estrellas comandado por la energética Valentina. Pareciendo muchísimo más a la película clásica “Grand Hotel” que la primera temporada, la galería de personajes es increíblemente atractiva en todos los sentidos: Bert, Dominic y Albi son abuelo, padre e hijo buscando sus raíces italianas, pero al mismo tiempo, la adicción al sexo traducida a múltiples infidelidades de Dominic impidieron que su esposa e hija pudieran viajar con ellos; Ethan y Cameron son dos medio amigos de la universidad que deciden viajar con sus esposas, Harper y Daphne; los cuatro al mismo tiempo no se tragan, pero se sienten extrañamente atraídos entre ellos y Tanya y Greg parecen estar viviendo algo muy parecido al gaslighting en sus vacaciones, incluyendo la rabieta del esposo porque ella trajo consigo a su asistenta, Portia, quien apenas llegan debe esconderse, a pedido de su jefa.
Que el creador, director y guionista de la historia, el también actor Mike White, ponga toda la trama en los hombros de los personajes es brillante, porque sus actores en sus manos son diamantes: el ganador del Oscar F. Murray Abraham es un portento con tan solo una mirada o al abrir la boca, Jennifer Coolidge es la versión madura de Marilyn Monroe, cuyas ganas de vivir son tan enormes como su complejo carácter, Sabrina Impacciatore tiene una presencia increíble cada vez que aparece en pantalla, y no olvidemos el gusto que da ver a Michael Imperioli demostrar que es muchísimo mas que su legendario personaje en Los Soprano (eso, por si nunca vieron sus siempre excelentes intervenciones en las películas de Spike Lee).
The White Lotus parece ser una serie de “personas blancas” con ciertas reminiscencias a Senfield” o “Frasier”, pero mas subida de tono, con menos censura y con menos sutilezas, por supuesto. Mike White, quien sin hacer mucho alarde ha escrito guiones de películas icónicas como “School of Rock”, “Nacho Libre” y “Beatriz at Dinner”, es la mayor perla de este collar precioso, y su nombre tiene que resonar en la historia del audiovisual, más temprano que tarde. Domingos, 9 PM, por HBO Canada; episodios para streaming en Crave.