Por Raúl A. Pinto
Si no está seguro sobre qué ver en el cine en los próximos días, tiene que tener por opción primera la nueva película del actor y director Jordan Peele, quien nos trae una historia de ciencia ficción y horror llamada simplemente “Nope”.
A pesar que mi principal recomendación es que vaya a verla sin saber mucho, le adelanto la parte de la trama que se puede contar por si lo necesita: en dos ranchos vecinos de California, hechos extraños llevan a pensar de la existencia de seres de otro planeta.
Por una parte, los hermanos OJ y Emerald Haywood, uno callado y discreto, y la otra vivaz y carismática, trabajan arrendando caballos para la industria de Hollywood; por otro lado, tenemos a Jupe Park, dueño de un parque temático de vaqueros, con un pasado horrible como actor infantil. A ambos se les suma Ángel, un vendedor de retail que sospecha que tras la compra de cámaras de seguridad de los hermanos Haywood hay algo más.
Jordan Peele se consagra como uno de los directores mas inventivos e inteligentes de la industria, homenajeando brillantemente a Spielberg, George Lucas y James Cameron, sin perder su propia identidad. En “Nope” no existen las lecturas obvias de identidad y racismo de sus anteriores trabajos, “Get Out” y “Us”, pero se mantiene (y agradece) el hecho que todos los personajes principales son de raza negra, hispana y asiática, sin que ninguno de ellos deje de representar a la típica sociedad estadounidense, en medio del horror y el suspenso.
La lectura más evidente de “Nope” es el hambre, principalmente por lograr éxito y relevancia en la vida, a pesar de las heridas del pasado: Jupe siente el trauma de su niñez tan presente como hace veinte años atrás, OJ vio a su padre morir en extrañas circunstancias, Em resiente el no haber podido entrenar un caballo como su fallecido progenitor prometió y Ángel pareciera encontrar por primera vez algo importante a lo que dedicar su vida. Como se mencionó, todos ellos viven cerca de Hollywood, la ciudad donde el prestigio y la prominencia son parte del patrimonio colectivo.
Con un elenco que da gusto (Daniel Kaluuya, Steven Yeun y los geniales Keke Palmer y Brandon Perea), efectos especiales perfectos y una puesta en escena que merece ganar premios (los posicionamientos y movimientos aéreos de las imágenes en ambos ranchos son de otra galaxia), “Nope” es una película hermanada por su virtuosismo con el otro gran estreno del año, “Everything Everywhere All At Once”. Es de lo mejor que verá este verano. Disponible en salas.
“Under the Banner of Heaven” es la muestra perfecta de la alta calidad de series de televisión que son estrenadas de forma regular en distintos medios. El drama esta basado en una novela de no-ficción del mismo nombre de John Krakauer que investiga los primeros días de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días en el 1800’s, y el cruel asesinato de una mujer y su bebé a manos de los hermanos Lafferty en Utah en los años 80’.
El talentoso guionista Dustin Lance Black, ganador del Oscar por “Milk”, adaptó el libro poniendo el foco en la pareja (ficticia) de detectives Jeb Pyre y Bill Taba: el primero, un devoto padre y esposo mormón, quien ama a su dios y su congregación; el segundo es un detective aborigen de la tribu Paiute, que no tiene ni quiere tener conexión alguna con la iglesia mormona, y que mira con sorna y molestia a la religiosa comunidad del pueblito de Utah donde fue trasladado.
De forma muy inteligente, la serie alterna la investigación con los hechos históricos sobre la fundación del mormonismo, narrados por diferentes personajes, para justificar, denunciar o exponer un punto sobre la fe creada por John Smith, intentando atar cabos sueltos en cómo los hermanos Lafferty terminaron radicalizando su fe, destruyendo su familia de seis hermanos, sus esposas, hijos e hijas y, finalmente, cometiendo actos de violencia en el nombre de su dios.
“Under the Banner of Heaven” deja en evidencia los limites borrosos entre el tener fe y usar ésta para propósitos personales. Asegurando que ellos “escuchan a dios”, Ron, y especialmente Dan Lafferty, entran en un espiral de violencia, sadismo y desobediencia criminal, supuestamente basados en su dios hablándoles directamente, y los escritos originales de los fundadores del mormonismo que luego fueron modificados, cancelados y escondidos por la iglesia. Es interesante ver los puntos de vista de una congregación que lucha por mantener la moral, la decencia y las “buenas costumbres” olvidando los hechos de traición y sangre que marcaron parte de su historia, pues mientras algunos oficiales admiten el querer ser una mejor organización y aprender de los errores para dejar el pasado atrás, otros simplemente quieren esconder todo y no hablar de lo ocurrido.
Eso sí, ante todo, el creador, guionista y director Dustin Lance Black deja en evidencia que las dudas y riesgos que los integrantes de la fe mormona pueden tener son exactamente los mismos que se presentan en las iglesias judeocristianas o la iglesia musulmana: la fe es una decisión, y el precio de mantener esa decisión puede ser muy alto.
Con una actuación magistral de Andrew Garfield, y excelentes trabajos por parte de Daisy Edgar-Jones, Gil Birmingham, Wyatt Russell, Sam Worthington, Chloe Pirrie y Rory Culkin, esta serie se convierte en un pequeño esencial de este año. Disponible en Disney Plus.