Por Alexander Terrazas *
Cardenales, obispos, sacerdotes, diáconos, catequistas y trabajadores pastorales de la Iglesia Católica en Canadá están compartiendo una dura advertencia sobre los efectos negativos para la salud psicológica y física por el consumo de la marihuana, que fue legalizada por el Gobierno Canadiense con fines recreativos el pasado 17 de octubre.
En medio de la controversia, la Conferencia Episcopal Canadiense, publicó hace una semana un documento que señala, entre otras cosas, que la Iglesia ‘continúa subrayando los problemas éticos involucrados con el uso y abuso recreacional de la marihuana: los riesgos negativos que impactan en la salud psicológica y física, los crecientes problemas de una sociedad más y más dependiente de las drogas y el alcohol, la posibilidad de daño cerebral, especialmente a aquellos menores de 25 años’.
Los obispos advirtieron además sobre las repercusiones negativas sobre las familias y comunidades locales. Además, criticaron la disposición de negocios y gobiernos a explotar la droga para intereses comerciales y como una fuente de ingresos tributarios, poniendo así aún más en peligro la búsqueda del bien común’.
De acuerdo a los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, las investigaciones actuales muestran que ‘es significativamente más probable que los consumidores de marihuana —comparado con los no consumidores— presenten trastornos mentales crónicos, incluida la esquizofrenia’.
“Algunos consumidores de marihuana tienen un riesgo mayor de sicosis”, señala el documento publicado en inglés en su sitio web, y añade que “el consumo de marihuana también ha sido vinculado a la depresión y a la ansiedad, así como a pensamientos suicidas entre los adolescentes”. Los obispos canadienses recordaron luego que, del 29 de noviembre al 1 de diciembre de este año, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano acogerá una conferencia internacional sobre “Drogas y Adicciones: Un obstáculo al Desarrollo Humano Integral”. “El ‘flagelo del narcotráfico’ favorece la violencia y siembra las semillas del sufrimiento y muerte, ha dicho el Papa Francisco varias veces, a lo cual la respuesta de la sociedad debería ser actos de valentía y la resolución de luchar contra todos los narcóticos”, concluyeron.
Recordemos que la “Ley Cannabis”, conocida también como C-45, tuvo su aprobación final en el Senado de Canadá en junio de este año, y entró en vigor el 17 de octubre. La norma permite que personas mayores de edad usen libremente marihuana y poseerla en una cantidad no mayor de 30 gramos. También se permitirá el cultivo en los hogares para uso personal. Canadá es el segundo país en el mundo en legalizar el consumo recreacional de la marihuana, después de Uruguay, que aprobó una ley similar en 2013. El gobierno canadiense podría percibir más de 657 millones de dólares al año en impuestos a la marihuana.
El consumo de la droga continuará siendo un pecado
El secretario general de la Conferencia Episcopal Canadiense, monseñor Frank Leo, aclaró que, a pesar de que el país haya legalizado el consumo de marihuana, la Iglesia continuará considerando el uso de la droga como un pecado.
“La virtud de la templanza, como se explica en el Catecismo de la Iglesia Católica, dispone que evitemos cualquier tipo de exceso: el abuso de la comida, del alcohol y del tabaco, o de la medicina”, explicó el prelado. De una manera similar, el arzobispo de Ottawa, monseñor Terrence Prendergast, advirtió que el uso recreativo de sustancias, ya sea marihuana o cualquier otro tipo de droga, forma parte del impulso de las personas de escapar de lo que ellos consideran como cargas y desafíos de la vida, lo cual representa un grave desafío pastoral.
“Los obispos, sacerdotes, catequistas y trabajadores pastorales y de juventud necesitan dar una enseñanza sobre la templanza y cómo entra en juego en las decisiones que tomamos”, indicó el arzobispo. Asimismo monseñor Prendergast pidió a los padres de familia jugar un papel importante en evitar que los niños lleguen a consumir la droga, de la misma forma como se promueve la abstención de fumar y de consumir bebidas alcohólicas antes de la mayoría de edad.