Rodrigo Díaz M.
Unos hombres armados abrieron fuego contra los fieles y detonaron explosivos en una iglesia católica del suroeste de Nigeria el domingo, matando a 50 personas.
Los hombres atacaron la iglesia católica de San Francisco, en el estado de Ondo, justo cuando los fieles se reunían el domingo, dijo el legislador Ogunmolasuyi Oluwole. Entre los muertos había muchos niños.
El sacerdote que presidía la iglesia también fue secuestrado, dijo Adelegbe Timileyin, que representa a la zona de Owo en la cámara legislativa inferior de Nigeria.
“Nuestros corazones están apesadumbrados”, tuiteó el domingo el gobernador de Ondo, Rotimi Akeredolu. “Nuestra paz y tranquilidad han sido atacadas por los enemigos del pueblo”.
Las autoridades no dieron a conocer de inmediato una cifra oficial de muertos, pero luego confirmaron que 50 personas habían sido asesinadas. Algunos dicen que la cifra es mucho mayor.
El presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, dijo que “sólo los demonios podrían haber concebido y llevado a cabo un acto tan vil”, según un comunicado de su portavoz.
“Pase lo que pase, este país nunca se rendirá ante el mal y los malvados, y la oscuridad nunca vencerá a la luz. Nigeria acabará ganando”, dijo Buhari, que fue elegido tras prometer que pondría fin a la prolongada crisis de inseguridad de Nigeria.
En Roma, el Papa Francisco respondió a la noticia del ataque.
“El Papa ha tenido conocimiento del ataque a la iglesia de Ondo, Nigeria, y de la muerte de decenas de fieles, muchos niños, durante la celebración de Pentecostés. Mientras se aclaran los detalles, el Papa Francisco reza por las víctimas y por el país, dolorosamente afectado en un momento de celebración, y encomienda a ambos al Señor para que envíe su espíritu a consolarlos”, se lee en un comunicado emitido por la oficina de prensa del Vaticano.
Aún no está claro quién estaba detrás del ataque a la iglesia. Mientras que gran parte de Nigeria tiene graves problemas de inseguridad, Ondo es conocido como uno de los estados más pacíficos de Nigeria. Sin embargo, el estado se ha visto envuelto en un creciente conflicto violento entre agricultores y pastores.