Rodrigo Díaz M.
Los países europeos y Canadá cerraron ayer su espacio aéreo a los aviones rusos, una medida sin precedentes destinada a presionar al presidente Vladimir Putin para que ponga fin a su invasión de Ucrania, el mayor ataque a un Estado europeo desde la Segunda Guerra Mundial.
Un portavoz del ministro de transporte de Canadá dijo que no hay vuelos directos entre Rusia y Canadá, pero que varios vuelos rusos al día pasan por el espacio aéreo canadiense.
Mientras tanto, Aeroflot, aerolínea rusa, dijo que cancelaría todos los vuelos a destinos europeos después de que el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, dijera que la Unión Europea había decidido cerrar su espacio aéreo al tráfico ruso.
Estados Unidos está considerando una acción similar, pero aún no ha tomado una decisión definitiva.
La prohibición de los aviones rusos se produce en un momento en el que el sector aéreo sigue lidiando con las consecuencias de la pandemia del COVID-19, que sigue mermando la demanda mundial de viajes.
Ahora se espera que Rusia tome más represalias contra los bloqueos aéreos y otras sanciones. Ya ha respondido a las primeras prohibiciones del espacio aéreo europeo con sus propios edictos que prohíben el acceso a las aerolíneas de Gran Bretaña, Bulgaria y Polonia.
Sin acceso a las vías aéreas rusas, los expertos afirman que las compañías aéreas tendrán que desviar sus vuelos hacia el sur y evitar las zonas de tensión en Oriente Medio.
Una prohibición recíproca del espacio aéreo por parte de Rusia y Estados Unidos provocaría tiempos de vuelo más largos para las compañías aéreas estadounidenses y podría requerir cambios de tripulación en las rutas de la Costa Este hacia Asia.
El cierre del espacio aéreo europeo a las compañías aéreas rusas y viceversa tuvo repercusiones inmediatas en la aviación mundial.
Air France dijo que suspendía temporalmente los vuelos hacia y desde China, Corea y Japón, mientras estudiaba opciones de planes de vuelo para evitar el espacio aéreo ruso.
Finnair dijo que cancelaría los vuelos a Rusia, Japón, Corea del Sur y China hasta el 6 de marzo para evitar el espacio aéreo ruso, aunque los vuelos a Singapur, Tailandia e India continuarían con una hora más de vuelo.
Las sanciones a la aviación también suponen un trastorno para las empresas de logística y el sector de arrendamiento de aeronaves, principalmente con sede en Irlanda.
Las empresas estadounidenses UPS y FedEx, dos de las mayores empresas de logística del mundo, han declarado que han suspendido las entregas a destinos en Rusia.
Airfinance Journal informó de que los arrendadores con sede en la UE tendrían hasta el 28 de marzo para cerrar los acuerdos con las aerolíneas rusas, un revés para el sector después de que las compañías rusas fueran consideradas más fiables en los acuerdos de alquiler de aviones que muchas compañías mundiales durante la pandemia.
Las compañías rusas tienen 980 aviones de pasajeros en servicio, de los cuales 777 son alquilados, según la empresa de análisis Cirium. De ellos, dos tercios, es decir, 515 aviones, con un valor de mercado estimado en unos 10 billones de dólares, se alquilan a empresas extranjeras.