Rodrigo Díaz M.
A medida que aumentan las muertes por sobredosis en Canadá, el movimiento para despenalizar las drogas ilícitas cobra fuerza, y uno de los mayores centros de salud mental del país se une a los defensores nacionales y a varias ciudades importantes para presionar al gobierno federal para que actúe.
Durante este verano, alcaldes de toda British Columbia firmaron una carta de apoyo a los responsables de la ciudad de Vancouver, que buscan la aprobación de Health Canada para despenalizar la posesión de pequeñas cantidades de drogas ilegales.
Toronto se está preparando para presentar una solicitud similar, después de que la ciudad alcanzara a finales de julio el mayor número de sobredosis de opiáceos en un día.
Ahora, el Centro para la Adicción y la Salud Mental (CAMH, por sus siglas en inglés) en Toronto, está por primera vez presionando formalmente por la despenalización de las drogas en todo el país.
En una nueva declaración política que se ha hecho pública esta semana, el hospital pide al gobierno federal que despenalicen todas las drogas, al tiempo que trabaja con las provincias para aumentar los servicios de tratamiento y reemplazo el “suministro de drogas tóxicas no reguladas”.
“El factor que ha impulsado el cambio han sido los daños que estamos viendo”, dijo la doctora Leslie Buckley, jefa de la división de adicciones del CAMH, durante una entrevista.
Buckley explicó que el marco legal en torno al uso de sustancias no ha tenido éxito en frenar el consumo de drogas, y en cambio causa daños sociales que afectan desproporcionadamente a las comunidades racializadas.
“Deberíamos estar pensando en el uso de sustancias a través de una lente de salud y centrarnos en cómo ayudar a las personas a estar relativamente sanas, en lugar de enfrentar sanciones penales”.
La CAMH pide específicamente al gobierno federal que “garantice que la despenalización se aplique en todo el país y a todas las drogas actualmente ilícitas, en lugar de un enfoque fragmentario que se base en exenciones regionales o específicas para cada sustancia, sin multas ni otras sanciones administrativas”.
El impulso se produce en un momento en que las muertes por sobredosis están alcanzando nuevos máximos en gran parte del país. Esto causado por una oferta de drogas ilegales cada vez más tóxicas, por el aislamiento social y el estrés provocados por la actual pandemia del COVID-19.
Los datos federales muestran que hubo casi siete mil muertes aparentes por toxicidad de opioides reportadas en Canadá entre abril de 2020 y marzo de 2021 (un aumento del 88% con respecto al mismo período de tiempo antes de la pandemia) con la mayor parte de las muertes recientes reportadas en British Columbia, Alberta y Ontario.
“No hemos visto una respuesta proporcional en la prevención que signifique que hay urgencia”, dijo Angela Robertson, directora ejecutiva del Centro de Salud Comunitaria Parkdale Queen West, que opera sitios para un uso más seguro y monitoreado de las drogas en Toronto.
“Se trata de una crisis de salud pública que justifica una respuesta de crisis de salud pública”.
Hubo algunas señales en la campaña electoral de que el gobierno de Trudeau podría estar abierto a explorar nuevas vías para abordar las muertes relacionadas con las sobredosis.
Aunque la plataforma liberal no mencionaba específicamente la despenalización, ni ofrecía un compromiso para proporcionar un suministro seguro de drogas (enfoques que fueron respaldados por otros partidos), el primer ministro Justin Trudeau ha expresado su voluntad de trabajar con grupos que persiguen esas soluciones.
En los últimos años también se está acusando a menos canadienses por posesión de drogas, ya que el número de personas que se enfrentan a cargos se redujo de más de 35 mil personas en 2015 a aproximadamente 18 mil en 2019, según los últimos datos disponibles de Statistics Canada.
Sin embargo, las políticas de consumo de drogas siguen siendo un mosaico en todo el país, con distintos niveles de apoyo y acceso a instalaciones como los lugares de inyección supervisada, incluso cuando las muertes por sobredosis han aumentado en los últimos años.
Según Buckley, para frenar la crisis de las sobredosis a corto y largo plazo se necesita de una serie de tácticas, como despenalizar las drogas, mejorar el acceso a un suministro de medicamentos más seguro y a los tratamientos contra la adicción, y educar a los habitantes de Canadá sobre los posibles daños del consumo de drogas.