Rodrigo Díaz M.
El mundo está a la espera del comienzo del segundo juicio contra Donald Trump, que podría traer como resultado su inhabilitación para ser relegido como presidente de los Estados Unidos de América.
Trump es acusado por la Cámara de Senado de incitar el violento ataque de la multitud en el Capitolio de Estados Unidos para anular las elecciones en lo que los fiscales argumentan que es el “crimen constitucional más grave”.
Los abogados de Trump insisten en que no es culpable del único cargo de “incitación a la insurrección”, y que sus palabras son sólo una figura retórica.
El asedio al Capitolio del 6 de enero sorprendió al mundo cuando cientos de personas irrumpieron en el edificio para intentar detener la certificación de la victoria del presidente electo Joe Biden.
Los defensores de Trump se están preparando para desafiar tanto la constitucionalidad del juicio como cualquier sugerencia de que él fue el culpable de la insurrección. Sugieren que Trump simplemente estaba ejerciendo sus derechos de la Primera Enmienda cuando animó a sus partidarios a protestar en el Capitolio, y argumentan que el Senado no tiene derecho a juzgar a Trump ahora que ha dejado el cargo.
Los gestores del impeachment de la Cámara, en sus propias presentaciones, afirmaron que Trump había “traicionado al pueblo estadounidense” y que no hay ninguna excusa o defensa válida.
“Su incitación a la insurrección contra el gobierno de Estados Unidos es el crimen constitucional más grave jamás cometido por un presidente”, dijeron los demócratas.
El juicio comenzará hoy con un debate y una votación sobre si es constitucionalmente permisible procesar al expresidente, un argumento que podría resonar entre los republicanos deseosos de votar para absolver a Trump sin que se vea como una condonación de su comportamiento.