Por Hernán Astudillo
Son las seis de la mañana y apresuramos nuestro camino rumbo al Ejido, rancho el Huazichal, ubicado en el municipio de San Fernando, Tamaulipas donde fueron masacrados 72 migrantes en la madrugada del 22 de Agosto de 2010 por los Zetas. Nos guia Padre Pedro Pantoja fundador de la Casa del Migrante en Saltillo y quien año tras año acompaña los largos caminos de miles de migrantes en busca de sueños.
La patria Azteca esta arañada por la violencia inspirada en un proyecto neoliberal donde la corrupción, persecución, tortura, desaparición y destierro es el pan cotidiano. Observamos las calles militarizadas en el ir y venir de un pueblo que busca signos de esperanza mientras avanzamos por el camino hacia San Fernando. Luego de seis largas horas de viaje nos recibe una comisión de los Derechos Humanos en una furgoneta blanca, quienes junto a periodistas locales y nacionales van guiandonos hacia el lugar de los hechos.
El calor es sofocante y entre nostalgia, memoria histórica, polvo y amplias extensiones de cultivos, avanzamos lentamente. Luego de media hora nos detenemos. Allí está un rancho destruido, a su costado, una amplia bodega de aproximadamente 30 metros de largo por 30 metros de ancho lleno de maleza. En 8 años de abandono dos árboles de huizache han crecido en su interior. En la entrada aún se encuentra un carro completamente oxidado con su rastro destruido por el fuego que ocasionaron después de la masacre. Allí aún se siente el olor a migrante, el quejido de los masacrados, el ruido de las metralletas, el grito furioso de los Zetas y el clamor impotente de los 72…
Traemos con nosotros una cruz grande en la que están clavadas 72 cruces pequeñas en honor a cada mártir migrante, es una cruz construida por los héroes que llegan a la Casa de Saltillo, quienes reflejan inclusión de las naciones unidas en constante migración. En mística oración entramos en procesión a la bodega, luego con una barreta hacemos un hueco, paramos la cruz e iniciamos nuestra celebración. Padre Luis Villareal lee el Sermón de la Montaña, una canción en honor a los 72; Padre Pedro hace la reflexión; Fray Tomás, un llamado profético y luego en silencio caminamos a besar la cruz de los mártires resucitados. ¡Huizachal! ¡Bendito Huizachal!, te convertiste en el Getsemaní, coronaste con tus largos dardos espinosos el grito impotente de tus 72, donde bebieron la amarga tentación de transportar droga hacia Río Grande, pero se resistieron en humana y divina fidelidad, prefirieron morir antes que manchar su dignidad de migrantes.
Sus madres hundidas en llanto, lucha y coraje suplican justicia mientras los gobiernos de este continente en cortes fariséicas se lavan las manos, crean leyes anti-inmigrantes y sofisticadamente protegen a los culpables del delito. !Fecunda Huizachal con tus 72, te conviertes en huracán incontenible para que hablen los masacrados, perseguidos, torturados y desaparecidos desde miles de fosas escondidas en este continente!.