Por Alejandro A. Morales
TORONTO. La ciudad de Toronto cuenta con 10 hogares de cuidado a largo plazo, también conocidos como geriátricos, que son de responsabilidad municipal y en los cuales residen 2,641 personas mayores, las que son atendidas por un personal de 3,300 trabajadores a tiempo completo o parcial. Además de los hogares de responsabilidad municipal existen docenas de otros lugares similares manejados en forma privada o por organizaciones sin fines de lucro conocidas ordinariamente como “nursing homes”.
Muchos de los residentes de estos hogares se encuentran en una clara declinación neurológica que se manifiesta con pérdida de lenguaje, equilibrio corporal o control de su orina. Todas estas condiciones en diferentes etapas a medida que el cerebro lentamente disminuye su función normal. Diariamente los residentes son despertados de acuerdo a un rígido horario. Reciben un lavado de cara, los pañales son cambiados, las prótesis dentales insertadas, justo a tiempo para el desayuno que se sirve a las 8:00 am.
Las posibilidades de que aquellos seniors con serios problemas cognitivos o algún problema médico típico de su edad terminarán en un lugar de cuidado a largo plazo en los 630 hogares que hay en la provincia de Ontario son altas. Estos están estrictamente controlados por 300 regulaciones provinciales que sistematizan al personal en términos de alimentación, programación y limpieza, todo esto documentado para uso gubernamental.
Moira Welsh, del Toronto Star, lo califica como un final de vida antiséptico y aislado. Algunos le llaman una cultura de malignidad y un destino no muy lejano para la gran masa de los llamados “Boomers”, quienes se precipitan ya hacia sus frágiles años.
Como consecuencia de esta visión tan rígida y de un impacto pesimista en el cuidado de nuestros ancianos, las autoridades de la región de Peel, adyacente al Toronto metropolitano, en noviembre del 2016 decidieron invitar al Dr. David Shear, un especialista en materia de hogares de cuidado a largo plazo, quien vino de Inglaterra a evaluar la unidad de demencia en el hogar de Malton Redstone. Su experiencia estaba basada en el proyecto Butterfly concebido en el Reino Unido para mejorar las condiciones y resultados de los geriátricos, especialmente aquellos con residentes adoleciendo de algún grado de demencia. Su primera evaluación fue muy específica. Encontró un lugar desprovisto de bondad, alegría o un acercamiento al concepto de hogar.
El proyecto Butterfly se centra esencialmente en la persona. Significa realizar más que sólo atender necesidades clínicas. Expresa conectarse emocionalmente, lo cual, debido al impacto de la demencia en la lógica y la memoria, puede ser una forma poderosa de conectarse con las personas de una manera adecuada. Indica hacer que el hogar realmente se sienta como un verdadero hogar, un lugar donde se puede recibir a familiares y amigos. Al satisfacer las necesidades físicas y emocionales de las personas, no podemos olvidar que son seres complejos, valiosos y sensibles. Eso aclara que el proyecto está centrado en la persona.
Algunos cambios implementados por Butterfly:
- Permitir al personal conectarse emocionalmente con las personas y desarrollar su capacidad para comprender las capacidades cognitivas y funcionales en las diferentes etapas de la demencia.
- Crear una sensación de hogar más relajada en un día con menos orientación a la tarea y más énfasis en que las personas que viven y trabajan en el hogar se sientan relajadas.
El doctor Sheard afirmó que la misión del personal y la institución es “probar que el cuidado de la demencia puede ser diferente, proyectado de un modelo que va más allá de la seguridad física y los efectos sedativos proporcionados a la gente a fin de responder a sus conductas. Además, le agregamos amor al cuidado”.
El experimento de un año de Peel con Butterfly ha mostrado señales de éxito. El residente que anteriormente pasaba sus días mirando al piso o viendo televisión pronto volvió a la vida. Los trabajadores hablaron sobre el hecho de estar enamorados de sus trabajos que les dieron un sentido de propósito. Asimismo, el ausentismo del personal disminuyó significativamente.
El impacto de este nuevo enfoque se ha detectado en el hecho que el concejal de Toronto, Josh Matlow, activista en materia de seniors en la ciudad, ha dicho que presentará una moción al concejo municipal pidiendo que se adopte el mismo proyecto Butterfly usado en Peel para ser utilizado en los diez hogares municipales y que sea utilizado no sólo con residentes sufriendo de declinación cognitiva, como es el caso de la demencia, sino que más ampliamente.
Esta idea que transformaría los hogares municipales en Toronto es celebrada por aquellos que ven una oportunidad para que la ciudad que está a cargo de la más grande red de hogares financiados por una entidad edilicia pueda proveer un mejor cuidado basado en Butterfly, un proyecto que ha sido aclamado mundialmente. (Fuente: Moira Welsh, the Toronto Star)