Miles de millones de dólares y cientos de horas de tiempo de los investigadores se han invertido en la búsqueda de una vacuna para el nuevo coronavirus desde que comenzó la pandemia.
Rodrigo Díaz M.
Los expertos dicen que podríamos ver las primeras vacunas aprobadas a finales de 2020, pero todavía hay mucho que no se sabe acerca de la hipotética vacuna. Esto es lo que sí se sabe.
A finales de julio, algunos fabricantes anunciaron resultados prometedores. Un prototipo de vacuna desarrollada por investigadores de la Universidad de Oxford en el Reino Unido parecía causar una respuesta inmunológica con efectos secundarios mínimos. Un proyecto conjunto canadiense y chino también anunció que estaban avanzando con más pruebas, después de ver éxito en algunas de las pruebas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad hay 165 prototipos de vacuna en estudio en todo el mundo. Cinco de ellas están en la etapa 3 de ensayos clínicos, típicamente la última etapa, después de la cual la vacuna podría ser aprobada si muestra resultados positivos.
Una de ellas, de la compañía Moderna, está siendo probada en miles de personas en los Estados Unidos, en un ensayo que comenzó la semana pasada.
El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos, dijo al Congreso el viernes pasado que espera que una o dos vacunas resulten exitosas en las pruebas correspondientes a finales de otoño o principios de invierno.
Otros expertos han dicho que tomará más tiempo.
Las vacunas contra el COVID-19 tendrán que seguir proporcionando datos de seguridad y eficacia de la misma manera que cualquier otra vacuna para poder ser aprobadas, luego que se compruebe su eficacia.
Esto incluye el seguimiento de los efectos secundarios incluso después de que salga al mercado, ya que podría haber grupos muy específicos de personas que experimentan efectos secundarios de la vacuna que no fueron identificados en los estudios previos.
La vacuna tampoco será necesariamente 100% efectiva en la prevención del COVID-19.
Incluso una vacuna parcialmente efectiva permitiría volver a algo más cercano a la vida pre-pandémica. También hay otra ventaja: es probable que, aunque la vacuna no proteja completamente a alguien del virus, podría reducir drásticamente los síntomas del virus si la persona se contagia, evitando más complicaciones, muertes y efectos post-enfermedad.
Ahora, Incluso después de que una inyección sea aprobada, podría tomar un tiempo antes de que esté disponible para el público en general.
En primer lugar, es probable que haya varias formulaciones de vacunas que se aprueben. Tener varias vacunas diferentes sería algo positivo, ya que algunas podrían ser más adecuadas para administrarlas a poblaciones vulnerables como las personas con afecciones preexistentes o los ancianos. También es posible que un individuo pueda obtener una inmunidad aún más fuerte al recibir varias inyecciones.
La otra razón por la que necesitamos muchas vacunas diferentes aprobadas en todo el mundo, o al menos fabricadas en todo el mundo, se reduce a la capacidad de fabricación. Los gigantes farmacéuticos sólo hablan de producir 500 millones de dosis al año, lo que significa que llevaría años vacunar a todo el mundo, a menos que se desarrollen varias vacunas.
Algunos países, como los Estados Unidos, ya han hecho acuerdos con las compañías farmacéuticas para asegurar el suministro de una eventual vacuna, dejando a países más pequeños más abajo en la lista de espera.