Por Alexander Terrazas
La selección de Francia se consagró campeón del mundo por segunda vez en su historia, imponiendo la jerarquía que distingue a los grandes equipos en una competición de alto nivel, como fue el Mundial de ‘Rusia 2018’. Fue la mejor de todas las selecciones, no cabe duda, tras una excelente competición que se ubica en el podio de los mejores equipos del Mundial.
Francia no perdió ningún partido y su segunda fase fue contundente: 11 goles a favor por cinco en contra. Le ganó a Argentina, Uruguay, Bélgica y Croacia. Incluso su grupo no fue fácil: Dinamarca, Perú y Australia. Empató solo una vez. Es un digno campeón. Indudablemente, este éxito francés cobra mayor valor si se tiene en cuenta la enorme calidad del adversario, en una final inolvidable por la cantidad de emociones, de goles, de jerarquía y desempeños individuales de enorme calidad. Ha sido, no cabe duda, la mejor final de los últimos tiempos en un Mundial.
Francia, como los verdaderos equipos grandes, no necesitó de una excepcional actuación para imponer sus condiciones. Fue el mismo equipo de siempre, utilitario y contundente como en todo el torneo, haciendo lo que creía necesario que requería el partido, siendo, además, letal cuando se le presentaban las ocasiones en el área rival.
La selección francesa fue un equipo talentoso, solidario y con mucha fortaleza de sus jugadores fundamentales, como el arquero Lloris; los zagueros fuertes, como Umtiti y Varane; sus mediocampistas de oficio, como Pogbá y Kante, y sus atacantes desequilibrantes, como Griezmann y Mbappé.
Los ‘Blues’ transitaron la línea más complicada que presentaba el Mundial para llegar a la final y superó todas las pruebas con suficiencia. Dejó en el camino a selecciones poderosas, como Argentina, Uruguay, Bélgica hasta encontrarse con Croacia. La final la jugó con la tranquilidad de los que se sienten seguros de lo suyo. Aguantó el coraje de Croacia en la primera media hora de juego, pero luego impuso su ley de manera implacable: cuando tuvo la chance de anotar no perdonó y lo hizo en contragolpe y con efectividad.
El exceso de confianza de Loris le dio vida a Croacia, cuando el partido se encaminaba a una goleada histórica, en ese momento volvió a aflorar el temple y la fortaleza anímica de los croatas, pero Francia ya era dueña de todo, del resultado y de la pelota. Francia se consagró campeón ante el vacío dejado por el fracaso de la élite del fútbol, sobre todo de las selecciones latinoamericanas. Ahora, Francia asumió el liderazgo y comanda el nuevo orden del fútbol mundial.
A manera de conclusión hay que decir que ‘Rusia 2018’ fue un Mundial extraordinario porque en casi todos los partidos hubo goles y la mayoría de los equipos salían a ganar los partidos, cada uno con sus características. Hemos visto un gran campeonato mundial de fútbol, como lo habíamos anticipado en esta columna de opinión al inicio del Mundial. Nos vemos en Qatar 2022!
Periodista