Las personas alérgicas a los pólenes experimentan diversos síntomas respiratorios, sobre todo, durante la primavera. Algunos de estos síntomas pueden ser similares a los del catarro común o a los de la infección por el nuevo coronavirus. Los especialistas nos explican cómo diferenciarlos.
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+++ “Lo que nos debe hacer sospechar que es alergia, sobre todo si es debida a pólenes, es que los síntomas se recrudecerán cuando el paciente esté al aire libre y mejorarán notablemente cuando permanezca en sitios cerrados”, comentan los especialistas de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
+++ Los síntomas de la infección por el nuevo coronavirus “son progresivos y, desde el inicio de su presentación, suele haber sensación de malestar general, como cuando empezamos con una gripe”, relatan.
+++ “Los asmáticos deben tener mayor precaución porque cualquier infección respiratoria puede desestabilizar su asma”, advierten.
Las reacciones alérgicas comienzan en el sistema inmunológico, que es el encargado de protegernos de microorganismos invasores que pueden causar enfermedades, por ejemplo, los virus o las bacterias. El sistema inmunológico de las personas alérgicas considera una amenaza a sustancias que, de otro modo, serían inofensivas.
“Estas sustancias se llaman alérgenos. El sistema inmunológico sobrerreacciona al alérgeno produciendo unos anticuerpos llamados Inmunoglobulina E (IgE), que viajan a las células que liberan histamina y otros mediadores químicos desencadenando así una reacción alérgica”, describe la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología.
Uno de los alérgenos que con más frecuencia origina estas reacciones es el polen. Se trata de una partícula reproductora que emiten los órganos florales masculinos para fecundar a las flores femeninas y así comenzar la formación del fruto.
“Durante el periodo de polinización, una sola planta produce miles de granos de pólenes, que no se ven a simple vista. No obstante, en ocasiones, la emisión de pólenes puede ser tan intensa que forme un polvo amarillento en suspensión, similar a una nube. Con el viento, el polen circula en el aire y puede alcanzar grandes distancias, dependiendo de la naturaleza de la planta y del tamaño del polen que produzca”, detalla la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
La alergia a los pólenes ocasiona síntomas respiratorios que podrían confundirse con los del catarro o incluso con los de la infección por el nuevo coronavirus. Los especialistas de la SEAIC nos ofrecen algunas pautas para diferenciar la sintomatología de las tres enfermedades. En este sentido, manifiestan que los síntomas de la rinitis alérgica son fundamentalmente picor nasal, muchas veces asociado a picor de ojos, estornudos repetidos, destilación nasal acuosa y congestión nasal de instauración más o menos brusca.
“Lo que nos debe hacer sospechar que es alergia, sobre todo si es debida a pólenes, es que los síntomas se recrudecerán cuando el paciente esté al aire libre y mejorarán notablemente cuando permanezca en sitios cerrado. Además, los síntomas de la rinitis alérgica suelen remitir con cierta rapidez tras la toma de medicamentos antihistamínicos tópicos u orales. La presencia de fiebre es nula, salvo que se complique con sinusitis aguda”, aclaran.
Algunas personas con alergia también padecen asma, una enfermedad crónica que provoca una inflamación en el interior de los bronquios, lo que hace que se estrechen. Esto impide la entrada de aire a los pulmones de manera correcta.
“En el asma, algunos síntomas aislados pueden ser la tos seca y la dificultad para respirar, algo que podría confundirse con los síntomas iniciales de la infección por coronavirus, si bien en el asma no tiene por qué haber fiebre. De igual modo, los síntomas del asma suelen revertirse fácilmente con el uso del broncodilatador de rescate (salbutamol o terbutalina)”, señalan los expertos de la SEAIC.
LOS SÍNTOMAS DEL CATARRO.
En cuanto al catarro, sus síntomas iniciales pueden ser parecidos a los de la rinitis alérgica, es decir, congestión nasal, agüilla nasal y, a veces, estornudos. “En general, van aumentando en intensidad en el espacio de 1 a 3 días y el moco se vuelve espeso y de color verdoso-amarillento. El proceso se irá resolviendo de manera progresiva en unos 3 o 4 días más, por lo que en aproximadamente 6 o 7 días estaría resuelto si no se complicase con sinusitis”, manifiestan. “Si no es un catarro intenso, no suele haber fiebre alta.
Puede aparecer febrícula y acompañarse de algo de malestar general”, añaden.
En lo relativo a la infección por el coronavirus SARS-Cov-2, “los datos han demostrado que la sintomatología puede ser similar a la de un catarro leve aunque, de manera más habitual, la infección cursa con síntomas parecidos a los de una gripe: fiebre de moderada a intensa, malestar general y abatimiento, tos (normalmente seca aunque también puede asociar flemas) y dificultad para respirar. Los síntomas son progresivos y, desde el inicio de su presentación, suele haber sensación de malestar general, como cuando empezamos con una gripe”, relatan.
Los expertos de la SEAIC destacan que los datos de los que se dispone por el momento no parecen indicar que ser alérgico conlleve mayor riesgo de contraer la infección por coronavirus. “El sistema inmunitario de una persona alérgica funciona como el de una no alérgica con respecto a su función de defensa frente a microorganismos”, aclaran.
No obstante, advierten de que los asmáticos sí deben tener mayor precaución porque cualquier infección respiratoria puede desestabilizar su asma. Según explican, el coronavirus tiene una predilección especial por los pulmones y podría inducir un mayor grado de inflamación en las vías respiratorias, mayor riesgo de crisis de asma y, posiblemente, la infección por coronavirus también podría ser más grave en las personas con asma.
“El paciente asmático debe cumplir correctamente y todos los días con el tratamiento prescrito por su médico para mantener el asma controlada. Hacer el tratamiento de manera irregular o dejar de tomarlo porque se encuentra bien puede ocasionar que la inflamación de los bronquios empiece a descontrolarse aunque, al principio, el paciente no lo note. Esa leve inflamación puede motivar que los bronquios sean más susceptibles a las infecciones respiratorias”, recalcan los especialistas de la SEAIC.
De igual modo, subrayan que, en las circunstancias actuales, las personas asmáticas deben ser especialmente disciplinadas con las medidas generales para prevenir el contagio del coronavirus, como el lavado frecuente de manos, sobre todo, antes de comer.
Asimismo, recuerdan que hay que evitar, en la medida de lo posible, tocarse la nariz y los ojos. Esto es muy relevante para los alérgicos, pues tienen síntomas de picor en la nariz y en los ojos con más frecuencia. Por este motivo, los alergólogos les recomiendan utilizar colirios, espráis nasales de suero fisiológico o soluciones salinas para el lavado de mucosas y antihistamínicos tópicos para aliviar el picor.
Otras medidas para prevenir el contagio son: evitar el contacto físico (besos, abrazos, apretones de manos, etc.); taparse la boca con un pañuelo desechable o, en su defecto, con el codo o el antebrazo si te tose o estornuda; cubrirse la nariz y la boca con una mascarilla si se tiene tos o síntomas de infección respiratoria y, por último, evitar reuniones innecesarias y lugares concurridos.
Purificación León.
EFE-REPORTAJES