*En 2018 hubo más de 99,000 víctimas de violencia por la pareja íntima en Canadá
Isabel Inclan
El próximo Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) miles de mujeres y hombres solidarios saldrán a las calles de las principales ciudades de Canadá a demandar mayor equidad de género y a denunciar los actos de violencia contra las mujeres. Al término de las manifestaciones muchas de ellas seguro retornarán a sus hogares, mientras que unas seis mil mujeres y niños dormirán en albergues canadienses huyendo de la violencia doméstica. Se estima que 300 mujeres y niños no podrán quedarse ahí pues muchos albergues están llenos, según reporta la Canadian Women´s Foundation.
Aproximadamente, cada seis días una mujer en Canadá es asesinada por su compañero íntimo, declara la Fundación y agrega que las mujeres indígenas son asesinadas a una tasa de seis veces más que las mujeres no indígenas.
Por 31 años la inmigrante chilena Monserrat sufrió abuso físico y psicológico por parte de su esposo. “Aguanté esta situación porque mis hijos estaban chicos y porque sentía miedo, pero cuando mis hijos crecieron me di cuenta de la vida que llevaba y que no era feliz”, narró la mujer en entrevista para El Centro News.
Después de un acto más de violencia doméstica, su esposo fue detenido y enviado al programa Partner Assault Response (PAR) donde los referidos aprenden a analizar el daño que le hacen a sus familias con su conducta violenta y cómo controlar su enojo.
La inmigrante Ana sufrió abuso sexual cuando tenía sólo siete años en su natal Ecuador. El perpetrador era el amigo de su tío. “Mi mente y mi cuerpo bloquearon esa amarga experiencia y por años yo no recordaba nada hasta ya de adulta mi novio y yo terminamos y eso removió sentimientos del pasado. Eso explicaba por qué toda mi vida tuve problemas de ansiedad y depresión”, detalló.
Monserrat y Ana, como miles de mujeres en Canadá, pertenecen al grupo de víctimas de violencia doméstica. De acuerdo con Estadísticas Canadá, la tasa de Violencia de Pareja Intima (IPV, por sus siglas en inglés) disminuyó entre 2009 y 2018 de 579 por cada 100,000 personas a 507. Sin embargo, esta situación violenta sigue siendo un foco de alerta en el país. En 2018 hubo más de 99,000 víctimas de IPV de 15 a 89 años en Canadá, lo que representa cerca de un tercio (30%) de todas las víctimas de delitos violentos denunciados por la policía canadiense, según el organismo oficial de estadísticas.
La Canadian Women´s Foundation dice que el declive se debe en parte al aumento de la igualdad social y la libertad financiera para las mujeres, “lo que les facilita abandonar las relaciones abusivas en las primeras etapas”. También se debe a años de esfuerzo de grupos de apoyo que trabajan para poner fin a la violencia doméstica.
Uno de esos grupos de apoyo es Counterpoint, que se fundó en 1995 para implementar iniciativas que contribuyan al fin de la violencia en las relaciones domésticas. El grupo proporciona un alto estándar de programas para erradicar la violencia doméstica, tales como programas educativos para hombres perpetradores de violencia en las relaciones domésticas y el programa de ayuda a mujeres que atendió a 750 víctimas en 2019.
Desde 2014, Counterpoint realiza una vez al año un programa llamado Arpilleras en donde las víctimas de violencia doméstica se reúnen para bordar un cuadro representativo de su experiencia y contar su amarga historia, mientras son asistidas por una facilitadora que les ayuda a entender, procesar y de ser posible sanar su proceso.
Las Arpilleras se hicieron famosas gracias a la artista y compositora chilena Violeta Parra. Tiempo después, fueron un instrumento de ayuda y denuncia durante la dictadura de Augusto Pinochet, quien reprimió a la sociedad chilena por 17 años (1973-1990). Las mujeres que hacían Arpilleras las bordaban con ropa de sus desaparecidos políticos y en la parte de atrás del lienzo de yute escondían un breve texto con la historia de lo ocurrido.
El arte de las Arpilleras fue traído a Canadá por las inmigrantes chilenas. Su efecto relajante ayuda a sanar heridas del pasado.
“Cada año, se invita a diez mujeres a explorar su creatividad trabajando con sus manos, recreando sus propias historias, visiones y posibilidades, utilizando materiales textiles de colores que pegan o cosen en el yute. Al final de las sesiones, cada mujer ha plasmado en su Arpillera su propia historia de abuso, lucha, resistencia y visión hacia el futuro”, dijo a El Centro News Blanca Alvarado, facilitadora del grupo de Arpilleras (Storytelling Art Group) en Cointerpoint, centro de apoyo a mujeres que tienen oficinas en el norte, sur y oeste de Toronto.
Monserrat formó parte del grupo Arpilleras en 2018. “Yo estaba recién separada y el grupo me ayudó a conocer a otras mujeres que han pasado por experiencias similares. Yo no tengo más familia en Toronto así que el grupo me ayudó a no sentirme sola y eso me fortaleció”, comentó.
La Arpillera de Monserrat, según sus palabras, refleja mediante el árbol de la vida un futuro positivo, donde hay amor, fuerza, independencia. “Viví en una burbuja por 31 años, fui dominada y sólo existía para los quehaceres de la casa, pero ahora me he descubierto y estoy empezando a vivir mi vida”, recalcó.
La Arpillera de Ana es una niña gritando dentro de una caja mientras sus papás tratan de cerrarla, de acallarla. “La experiencia fue muy sanadora, me di cuenta que no estaba sola. Por medio del arte pudimos contar nuestra historia. Mi cuadro representa mi pasado y mi futuro. Ya estoy en ese futuro gracias a la ayuda de las Arpilleras”.
La facilitadora Blanca Alvarado dijo que el grupo de Arpilleras no sólo busca que las mujeres sanen sus heridas emocionales sino también empoderarlas para que salgan adelante en la vida. Mayores informes en Counterpoint: https://counterpoint.coop/coop-wpv3/ Línea en español: (416) 920-1701.
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Fotos: Isabel Inclan y cortesía de Counterpoint