Los niños pequeños no son los únicos que se tragan objetos. A algunos, de más edad, les pasa también con el consiguiente riesgo de atragantamiento y asfixia. Pero, a veces, no se sabe bien si han ingerido algún objeto o no. Los expertos ofrecen algunas precisiones.
DESTACADOS.
.- Anselmo Andrés, neumólogo pediátrico, advierte de que es importante “sospechar esta patología en niños en edad de riesgo que presenten tos y disnea (dificultad para respirar) de instauración brusca”.
.- La máxima incidencia se presenta en menores de tres años, sobre todo, entre los varones.
.- Las pilas de botón, debido a su tamaño, pueden quedar alojadas en el esófago y, en menos de dos horas, producen serias quemaduras por las reacciones químicas que desencadenan, detallan los especialistas de la Asociación Española de Pediatría.
“Todo se lo llevan a la boca”. Esta es una queja habitual de los padres y un instinto natural de los niños durante sus primeros años de vida.
Para los bebés, chupar los objetos “es una forma de experimentar las cosas nuevas que les rodean. Así perciben sensaciones como la temperatura, la textura o la dureza y también les resulta agradable, gratificante y relajante. No es una acción preocupante ni hay que impedir al bebé hacerlo”, subrayan los especialistas de la Fundación Mapfre.
“Poco a poco, según vaya creciendo, de chupar pasará a morder y paulatinamente lo irá dejando. Ahora bien, los adultos tenemos la obligación de prever los riesgos que pueden aparecer cuando los bebés se llevan algo a la boca”, añaden desde la fundación.
El principal peligro es que el niño pueda tragarse un objeto pequeño y este se quede alojado en las vías respiratorias, con el consiguiente riego de asfixia.
En este sentido, los expertos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) señalan que la presencia de cuerpos extraños en la vía respiratoria de los niños “no es una patología frecuente pero, cuando ocurre, puede tener consecuencias muy graves”.
Indican también que afecta sobre todo a niños de entre uno y cuatro años, aunque hay otro pico entre los nueve y los doce.
Así, explican que los niños pequeños “son el grupo que más sufre este tipo de accidentes debido a la falta de molares que permitan una buena masticación, la tendencia a introducirse objetos en la boca y la falta de coordinación entre la deglución y el cierre de la glotis”.
De hecho, la máxima incidencia se presenta en menores de tres años, sobre todo, entre los varones.
“Sabemos que en esta franja de edad, los cuerpos extraños ingeridos suelen ser frutos secos o semillas, así como partes de juguetes o piedras. En cambio, en el segundo pico de incidencia, entre los nueve y los doce años, es más frecuente la ingesta de capuchones de bolígrafos, objetos metálicos o pilas de botón”, precisa Anselmo Andrés, neumólogo pediátrico y miembro de SEPAR.
“La aspiración de un cuerpo extraño es una urgencia pediátrica que precisa de un diagnóstico y tratamiento precoz”, manifiesta el facultativo.
Asimismo, advierte de que es importante “sospechar esta patología en niños en edad de riesgo que presenten tos y disnea (dificultad para respirar) de instauración brusca. Su sospecha obliga a la realización de una fibrobroncoscopia exploratoria y a extraerlos mediante broncoscopia rígida o flexible”.
La fibrobroncoscopia es una prueba médica que consiste en introducir un tubo flexible con una cámara en la vía respiratoria, de modo que se puede ver en un monitor el interior de la vía y el objeto que pudiera haber quedado allí alojado.
Este tubo flexible también puede utilizarse para extraer el objeto que obstruye la vía aérea.
No obstante, esto suele hacerse con un tubo rígido y más corto, sobre todo si el objeto es grande. El broncoscopio rígido se introduce por la boca y requiere que al paciente se le administre anestesia general.
LARINGE, TRÁQUEA Y BRONQUIOS.
Cuando un niño se traga un objeto, este puede quedar retenido en la laringe, en la tráquea o en el bronquio.
Además, los efectos que puede causar también dependen de su forma. De este modo, los objetos grandes, redondos o expandibles producen una obstrucción completa, mientras que los que tienen una forma irregular permiten que pase el aire a su alrededor, de manera que la obstrucción parcial puede pasar desapercibida al principio.
Los especialistas de SEPAR explican que, cuando un cuerpo extraño entra en la vía aérea, el organismo reacciona de forma automática mediante la tos.
Es posible que el objeto sea expulsado con la tos y el problema quede solucionado. Pero también puede ocurrir que el cuerpo extraño se fije en algún punto del trayecto, obstruyendo la respiración en mayor o menor grado, y requiera una intervención médica de urgencia.
“A veces el objeto queda alojado de un modo que provoca un periodo sin síntomas que puede durar horas o, incluso, semanas. Pero durante este tiempo va produciendo una erosión u obstrucción que puede causar desde afonías y sibilancias, hasta neumonía, abscesos o atelectasia (colapso parcial o total del pulmón)”, describen.
“Si lo que el niño se ha tragado es una pila de botón, la situación puede verse agravada. Estas pilas, debido a su tamaño, pueden quedar alojadas en el esófago y, en menos de dos horas, producen serias quemaduras por las reacciones químicas que desencadenan”, detallan los especialistas de la Asociación Española de Pediatría.
“El hecho de que los síntomas puedan ser en sus inicios muy inespecíficos, sumado a que en la mayoría de los casos no fue presenciada la ingestión de la pila, puede retrasar el diagnóstico y, por tanto, empeorar el pronóstico”, añaden.
Aunque no hayamos visto cómo el niño se tragaba una pila o cualquier otro objeto, hay ciertos síntomas que hacen sospechar a los profesionales sanitarios.
“Cuando un niño llega con tos persistente, hipoventilación focal o un cuadro de broncoespasmo que no mejora, el médico debe pensar siempre en la posibilidad de que exista un cuerpo extraño alojado en la vía respiratoria”, aclara el doctor Andrés.
“La exploración clínica puede ayudarnos con el diagnóstico, pero cuando no vemos nada puede tratarse de pequeños cuerpos extraños distales en los bronquios, por lo que debemos insistir en la sospecha diagnóstica”, recalca el neumólogo.
El siguiente paso sería la radiografía de tórax, en la que es posible ver un objeto si este es metálico pero que, en al menos entre el 10% y el 15% de los casos, también resulta normal, por lo que se recomienda realizar una fibrobroncoscopia exploratoria.
“En cuanto al tratamiento de elección para extraer cuerpos extraños de la vía aérea en niños, están la broncoscopia rígida o la fibrobroncoscopia”, precisa el facultativo.
Por Purificación León.
EFE/REPORTAJES