Rodrigo Díaz M.
La Fundación RINJ es una organización no gubernamental sin fines de lucro que lucha por la seguridad de las mujeres y los niños y que goza de un estatus consultivo especial ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC, por sus siglas en inglés).
RINJ es una asociación internacional conformada por humanistas de todas las profesiones, incluyendo enfermeras, médicos, abogados e investigadores. Funciona al 100% con fondos de donantes y fondos privados.
Estos fondos garantizan que la Fundación tenga la libertad para ofrecer asistencia humanitaria cuando y donde sea necesario con independencia de cualquier influencia política, religiosa y económica.
RINJ financia clínicas, investigadores y enfermeras para proporcionar atención médica, educar sobre la violencia sexual y la cultura de la violación (la cultura de la violación incluye chistes de índole sexual o de mal gusto, televisión, música, publicidad, etc.)
También inculca, a través de la educación y el deporte, en los jóvenes formas no violentas y solidarias de ser un hombre.
La Fundación organiza programas educativos basados en la educación sexual de niños y jóvenes de una forma correcta y saludable con el fin de ayudarles a fomentar relaciones respetuosas.
RINJ ofrece clínicas médicas gratuitas a mujeres y niños en zonas de extrema necesidad en todo el mundo, especialmente en lo que se refiere a la agresión sexual y la violación, realizando pruebas forenses para la policía.
En muchos países en desarrollo del mundo este concepto no funciona por razones culturales,
Enfermeras sin Fronteras se asocia con RINJ en estos casos, las mujeres son la mitad de los miembros de la comunidad mundial que todavía luchan por los derechos a la libertad.
En el mundo de hoy, la lucha consiste es salvar a las niñas de ser violadas y proporcionarles seguridad en caso de que queden embarazadas, lo que les sucede a niñas de tan sólo 10, 12 y 14 años.
Los gobiernos alrededor del mundo está incrementando la edad de consentimiento a los 16 años, pero esto no está sucediendo lo suficientemente rápido.
Para miles de millones de personas, la edad de consentimiento es de 13, 14 años o menos. Esto contribuye a una enorme industria de esclavitud sexual que parece inmune a la persecución.
Esta edad inmadura es una edad límite para tener hijos, en la que el embarazo probablemente mataría a la madre y al bebé en un percentil significativo de la población.
El consentimiento informado parece imposible y es posible que la pubertad no se haya alcanzado a esta edad.
El Estado tiene la importante responsabilidad de ayudar a los padres a proteger a sus hijos y fracasa en esa carga cuando fomenta las relaciones sexuales con niños tan pequeños.