Si las elecciones se celebraran hoy, en vez del próximo 8 de noviembre, la mayor parte de los hispanos se pondría de parte de la exsecretaria de Estado, quien ha prometido promulgar una reforma migratoria en los cien primeros días de su Gobierno y frenar la deportación de millones de inmigrantes indocumentados, según la Asociación Nacional de Funcionarios Electos y Designados (Naleo).
Entre los estados con más población hispana destaca el apoyo del 72 % que lograría Clinton en Nevada, frente al 12 % que acopiaría Trump, así como el respaldo del 70 % de los hispanos a la exprimera dama en el estado de Arizona, tradicionalmente republicano y en donde el magnate conseguiría un 18 % del voto latino.
Según el estudio de Naleo, 27,3 millones de latinos tiene derecho a votar en las elecciones legislativas y presidenciales de noviembre, pero solo 16,2 millones de hispanos se han registrado para votar y, de ellos, se prevé que 13,1 millones depositarán su papeleta en las urnas.
Si se cumplen las estimaciones de Naleo y 13,1 millones de hispanos votan, la participación de los latinos se habrá incrementado en estos comicios un 35 % con respecto a 2008.
No obstante, en una rueda de prensa en Washington, el director ejecutivo de Naleo, Arturo Vargas, reconoció que la comunidad latina está todavía “lejos de alcanzar su potencial” en las urnas y que, por ello, una de las prioridades es acabar con las barreras que enfrentan los latinos para poder votar.
El mayor obstáculo son las leyes promulgadas desde 2012 por estados conservadores que dificultarán el voto a 875.000 latinos, que se verán obligados a mostrar un carné con fotografía para votar pese a que en el país no hay un documento nacional de identidad y los ciudadanos no están obligados a disponer de esa identificación.
Esta circunstancia es posible desde que en 2013 el Tribunal Supremo invalidara la sección 5 de la Ley del Derecho al Voto, que obligaba a algunos estados y condados considerados de “tradición discriminatoria” a recibir permiso del Gobierno antes de llevar a cabo cualquier modificación electoral.
Para varias organizaciones, la decisión del Supremo truncó una parte esencial de la Ley del Derecho al Voto, que permitía al Gobierno eliminar las trabas que los estados ponían a los negros para votar, un derecho que tenían desde 1870 pero que no podían ejercer por la represión, entre otros, del Ku Klux Klan.
Además de esas leyes restrictivas, para el director ejecutivo de Naleo, uno de los grandes fallos de este ciclo electoral ha sido la falta de recursos empleados en movilizar el voto latino.
“La comunidad de donantes ha abandonado a los latinos en 2016”, reprochó Vargas, quien aseguró que los recursos se han concentrado en estados clave como Florida y Nevada, pero se han ignorado “grandes segmentos de la población latina” al no invertir en estados como California y Texas, donde vive el grueso de los hispanos.
A pesar de la división de recursos, el 78 % de la población hispana está entusiasmada con las elecciones y asegura que votará en noviembre, según el estudio de Naleo.
A nivel nacional, el 27 % de los hispanos cree que el próximo presidente y el nuevo Congreso deberían dar prioridad a la promulgación de una reforma migratoria, frente al 21 % que piensa que lo más importante es hacer frente al terrorismo y el 20 % que apuesta por una mejora de los salarios.
Dejando atrás el punto de vista de los votantes y concentrándose en la otra cara de las elecciones, Naleo estima que el número de latinos en el Senado puede pasar de tres a cinco si consiguen ser elegidas como senadoras Catherine Cortez Masto, que compite por el escaño de Nevada, y Loretta Sánchez, que quiere representar a California en la Cámara alta.
Del mismo modo, según las estimaciones de Naleo, el número de latinos en la Cámara de Representantes puede pasar de 29 a 36.
La publicación de este informe de Naleo se produce justo un día antes del tercer y último debate presidencial entre Trump y Clinton que se celebrará en Las Vegas, en el estado de Nevada, donde la población latina puede decantar hacia un lado u otro la balanza de la reñida batalla que predicen los sondeos.
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