Rodrigo Díaz Maingon
Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, insiste en que no presionó a Jody Wilson-Raybould por el caso SNC-Lavalin, lo que contradice la afirmación de la ex ministra Jane Philpott de que había “una razón” para trasladar a la ex ministra de justicia fiscal general a la sección de Veterans Affairs.
En una entrevista otorgada a la revista Maclean’s (su primera entrevista en los medios desde que renunció al gabinete liberal el 4 de marzo) Philpott aseguró que hay mucho más en el asunto SNC-Lavalin de lo que se ha develado y que los canadienses están preocupados por los intentos del gobierno de “cerrar” la historia.
Philpott destacó el testimonio de Gerald Butts ante el comité de justicia de los Comunes en el cual, el ex secretario principal del primer ministro Justin Trudeau, hizo referencia a una reunión celebrada el 6 de enero que tuvo con Trudeau acerca de los esfuerzos de la compañía para asegurar un acuerdo de procesamiento diferido (DPA) que le permitiría evitar un juicio por cargos de soborno.
“Creo que los canadienses podrían querer saber por qué habría planteado eso ante el primer ministro un mes antes de que el público lo supiera. ¿Por qué habría sentido que había una razón por la que la ex ministra Wilson-Raybould no debería ser movida de su actual cargo?” le dijo a Maclean’s.
Wilson-Raybould renunció al gabinete el 12 de febrero, solo unos días después de que Globe and Mail informara se había ejercido una presión inapropiada sobre ella para anular una decisión del director del Servicio de la Fiscalía de Canadá de proceder con un proceso penal contra el SNC-Lavalin relacionado con cargos de soborno por contratos en Libia.
Philpott, considerada una de las ministras más competentes y respetadas del gobierno de Trudeau, renunció al gabinete liberal el 4 de marzo y dijo en una declaración pública que había perdido confianza en cómo el gobierno de Trudeau estaba manejando el asunto SNC-Lavalin.
Hoy, John McKay, diputado liberal, expresó que desde hace mucho “confianza es confianza” y reconoció que los parlamentarios están comenzando a ver que el asunto SNC-Lavalin tiene “consecuencias políticas”.
“Una cosa es recibir un golpe de la oposición o las circunstancias más allá del caucus o el gabinete. Otra cosa es tomar los golpes políticos de su propia gente”, dijo.














