LATIN@S. Desarrolla una serie de programas de ‘Webinars’ a través de las redes sociales dirigidos por adultos mayores para adultos mayores, en interacción con jóvenes
Por Francisco Reyes
TORONTO. Horacio Tejera es uno de esos seres humanos nacidos para vivir en el mundo de la creatividad artística y de la invención de proyectos. Su forma de expresión espontánea revela a los interlocutores que es un hombre con una gama de experiencias aquilatadas a lo largo de una vida muy austera formada desde la adolescencia.
A los 16 años ingresó en una organización anarquista muy famosa del Uruguay. “Me fui a vivir en una comunidad de esas que hoy podríamos decir que era casi ‘hippie’ por el estilo sobrio que en ella se experimentaba”, empezó a contar su historia.
Dijo que esa comunidad había sido fundada 15 años antes de su ingreso por el padre de quien ahora es su esposa. “De modo que mi llegada a Canadá, muchos años después, está relacionada con esa organización en la que yo realizaba trabajos en el campo de las artes gráficas para una imprenta que tenía esa comunidad. Allí aprendí ese oficio”.
Horacio hace un corte a su ‘historia de amor’ y continúa hablando de su pasado de juventud. “Tuve una militancia estudiantil muy fuerte. Debido a la participación política dentro del anarquismo, me vi obligado a exiliarse en Argentina entre 1974 y 1981, durante la dictadura militar”, continuó.
“Pero casi 10 años después de mi exilio volvía al Uruguay cuando empezaban a tomar fuerza los partidos políticos antes de que cayera el gobierno militar. De hecho, ya se sabía que estaban a punto de salir, de entregar el mando a los civiles”, siguió diciendo.
Abundó que no era propiamente un militante de partido. “Cuando uno es joven se emociona con el anarquismo. Sin embargo, llega el momento en que uno deja de serlo, pero no pasa a ser otra cosa. Estuve siempre estuve cerca del Frente Amplio, como independiente”.
Desde la perspectiva del trabajo, con la industria editorial las cosas fueron distintas. “Colaboraba con una ONG uruguaya conocida como ‘El Abrojo’, dedicada a trabajar con jóvenes y adolescentes, con la que estuve vinculado por varios años en el campo del arte gráfico”.
Un día las cosas cambiaron para Horacio, con la llegada del Internet. En sus años juveniles dentro de la indicada comunidad ideológica nació una niña que no conoció. “Cuando ella tenía dos años se marchó con sus padres. Pero la conocí luego a través de las redes sociales y terminamos de conocernos personalmente en una fiesta de estudiantes de 40 años de edad”, reasumió en forma lacónica su historia amorosa.
Fue así como nació su posterior relación matrimonial. A los sesenta años se casó y se vino a vivir a Canadá. “Salí para acá cuando ya tenía una vida hecha y llegué para empezar una nueva vida. Pero no tuve que pasar por las dificultades que muchos inmigrantes afrontan, como, por ejemplo, dónde voy a vivir y con qué voy a comprar comida”.
Al hablar de sus barreras en este país dijo que “obviamente tuve problemas con el idioma. Pero, sobre todo, la idiosincrasia de la sociedad canadiense. Me ha costado mucho adaptarme a su funcionamiento social, muy distinto a lo que yo había experimentado en el Uruguay”, se quejó, mostrando una inusual sonrisa.
En cuanto a su inserción en el campo comunitario, dijo que también enfrentó otra barrera. “Me encontré con una comunidad hispana envejecida, con formas de trabajo, con formas de elaborar proyectos y con un lenguaje de los años de 1970”.
“Me encontré con una comunidad que hablaba en sentido singular de la mujer y del adulto mayor, no de las mujeres y de los adultos mayores, porque no todos son los mismos, y que hablaba también de ‘nosotros los inmigrantes’, no de los y las inmigrantes”. De esa idea dijo que surgió ‘Latin@s en Toronto’, que busca romper con esas diferencias.
Expresó que muchos ven a los adultos mayores como seres que están para dar lástima y no para aportar sus experiencias y enseñar el idioma a sus nietos para que sean bilingües.
Por eso se le ocurrió la idea de crear ‘Webinar’ a través de las redes sociales y que no implica ningún tipo de movilidad hacia afuera, con programas dirigidos por adultos mayores para adultos mayores, en interacción con jóvenes.
A través de ese proyecto Horacio se ha dado cuenta de la importancia de los hispano-latinos en Canadá. “El país nos necesita. Tenemos que estar empoderados y romper con muchos estereotipos para que no seamos vistos por debajo del estándar canadiense”.
A pesar de ser una persona muchas veces controversial, Horacio Tejera mantiene un espíritu de colaboración en las organizaciones hispano-latinas de esta ciudad, y lo demuestra con la’ Webinar’ que funciona en coordinación con el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Toronto, donde Horacio interactúa con los estudiantes universitarios.
Su gran interés es, a su edad, integrar a jóvenes en el uso interactivo de la nueva tecnología electrónica como una plataforma educativa.