atraídos por las bondades milagrosas del ‘Señor de Los Milagros’. La devoción al ‘Cristo Moreno’, como también se le conoce en Perú, es uno de los fenómenos religiosos más importantes que se ha extendido por el mundo, llegando a establecerse en Canadá.
Enfundados de color morado, que significa penitencia y luto. Así llegaban los hombres, mujeres y niños a la misa dominical del mediodía que fue celebrada por el párroco José Signorelly y concelebrada por padre Díaz, que llegó junto a una comitiva de devotos desde Montreal. Después de la eucaristía, los feligreses se congregaron en el frontis del templo para venerar el lienzo del ‘Señor de Los Milagros’, representado por la imagen de Jesús clavado en la cruz, flanqueado por María, la virgen madre de Dios y María Magdalena. El cuadro en forma de arco platinado, estaba asentado sobre el eje transversal del Anda, de un lado se veía el mural de Cristo y de otro lado la imagen de la virgen de la Nube, patrona del Ecuador.
Entre cánticos, rezos, sahumerios, aplausos y hasta llantos para elevar las plegarias al cielo, la columna de la procesión comenzó pasadas las 2 de la tarde en medio de una agradable temperatura. Una cuadrilla de hombres levantaba el Andas del ‘Cristo Moreno’ y a paso lento recorrían las despejadas callejuelas, seguidas por las sahumaduras, que portan un vaso de incienso y mirra, mientras que otras llevaban cirios y rosarios. La columna morada era seguida por banda musical Nuestra Señora de Fátima y por una numerosa cantidad de fieles que movidos por su fe tocaban la imagen y la cargaban. Bastaba con que se de la orden de firmes y de inmediato se escuchaba el sonido de campanas para que el anda pueda descansar, cambiar de cuadrilla y moverse de nuevo.
Entre la multitud peregrinaba Roxana Flores, miembro de la directiva de la Hermandad del Señor de los Milagros de Ontario y devota desde hace 34 años gracias a la fe inculcada por sus padres. Flores, confesó que experimentó muchos milagros en su vida, entre ellos, el nacimiento de su bebé prematuro, la salvación su hijo de una grave enfermedad y la unificación de su familia. Como ella, similares testimonios de personas caminaban agradeciendo los favores recibidos y otros pidiendo salud, trabajo y bienestar para sus familias. Este año las oraciones de la Hermandad, también fueron dedicadas especialmente a los familiares de las víctimas de los desastres naturales, en México y Puerto Rica, así también por los caídos en la matanza en Las Vegas.
De la peregrinación también formó parte la cónsul general de Perú, Ana Cecilia Gervasi, quien dijo que desde el Consulado apoyan la difusión de todas las actividades de la comunidad peruana, que asciende a 17 mil personas en la provincia Ontario. Por otra parte, el mayordomo José Cotrina, comentó que la Hermandad del Señor de los Milagros se fundó en la ciudad de Toronto en 1986, que coincidentemente se formó otra comunidad en Montreal donde participarán de la procesión el 15 de octubre.
Al final de la romería, que duró dos horas aproximadamente, presentaron la danza marinera del Perú. Acto seguido agradecieron a los asistentes, invitaron a un ágape típico y después hicieron la guardada del santo. De esta manera cumplieron con las actividades del Mes Morado, aunque el próximo fin de semana tienen una actividad para recaudar fondos en los predios de la Iglesia San Agustín de Canterbury.
Historia:
La historia de El Señor de los Milagros nace en la época colonial y toca, precisamente, el milagro. En el siglo XVII, varios angoleños llevados como esclavos a Lima, pero ya libertos, formaron una cofradía en el barrio de Pachacamilla, cerca al centro de la ciudad. Uno de ellos pintó en un muro de la comunidad la imagen de un Cristo crucificado, la cual era venerada por los lugareños. En 1655, un terremoto arrasó con casi todo Lima y, prodigiosamente, aquel muro de adobe y cristiandad permaneció en pie. Desde entonces creció la devoción por la imagen que es uno de los símbolos de la tradición católica y popular del Perú, y es conocida también como el Cristo Moreno, Cristo Morado o Cristo de Pachacamilla.