Kelly Arévalo
Toronto, Canadá
“La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual”. Naciones Unidas
En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación De La Violencia Contra La Mujer, haciendo un llamado para organizar ese día actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto del problema de la violencia contra la mujer.
La conmemoración del 25 de noviembre, tiene a su base dos antecedentes importantes en Naciones Unidas: la aprobación en 1979 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, y la adopción en 1993 de la Resolución para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que define este tipo de violencia como “todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”.
El poder de las mariposas
Para nosotras las mujeres latinoamericanas la conmemoración del #25N tiene un significado muy especial, ya que fue el movimiento de mujeres de nuestros países quienes en 1981, en el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe celebrado en Bogotá, Colombia, decidieron con mucha valentía designar el 25 de Noviembre Día Internacional de la Eliminación De La Violencia Contra La Mujer. Fue una reafirmación de lucha y un homenaje a Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, tres hermanas y mujeres revolucionarias, conocidas como las mariposas, que fueron asesinadas un 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
A ese histórico Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe celebrado en en 1981, asistieron cerca de 300 mujeres provenientes de más de 12 países de la región, incluyendo varias mujeres chilenas exiliadas en Canadá. También participaron mujeres de Estados Unidos y de varios países europeos. “Hemos borrado las fronteras recorriendo nuestros caminos, atravesando el mar, para reencontrarnos aquí en la solidaridad de mujeres que luchamos, no sintiéndonos extranjeras por nuestras diferentes nacionalidades, nuestras culturas, nuestras lenguas. Hemos logrado romper estos esquemas de pertenencia a un país, a un padre: lo que nos puede hacer sentir extranjeras es el Discurso”. expresó una de las participantes de ese encuentro.
Un futuro sin violencia contra la mujer es posible
La violencia contra las mujeres y niñas por décadas ha sido denunciada como la silenciosa pandemia. Las mujeres sufrimos diversos tipos de violencia en las diferentes etapas de nuestras vidas, y se manifiesta en muchas formas, en el hogar, en el trabajo, en la escuela, en la comunidad, en la política y ahora lo vemos de forma peligrosa en los espacios digitales donde interactuamos.
Con el fin de concientizar, este año Naciones Unidas promueve el día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer con el lema: Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!
LA ONU señala que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia, y que este fenómeno aumenta en los tiempos de crisis como la actual pandemia del COVD-19. Si vemos las estadísticas de cuantas mujeres y niñas son violentadas diariamente, lejos de ir disminuyendo las cifras van en incremento, el confinamiento obligó a muchas mujeres a permanecer con sus agresores.
Como mujeres debemos estar alertas a las primeras señales de violencia, esta puede ser sexual, física, psicológica y económica, violencia que nos lleva a quedarnos calladas. En nuestras sociedades las mujeres enfrentamos a diario violencia y discriminación de género: brecha salarial, baja representación política de las mujeres, prejuicios y el rol que la sociedad le da a las mujeres, todo esto es violencia y es nuestro deber denunciarlo.
La violencia contra la mujeres y niñas no distingue clases sociales, origen, educación, religión, existen sectores más vulnerables como las niñas, las adultas mayores, las que sufren algún tipo de discapacidad, migrantes, indígenas, la comunidad LGBTI, entre otras.
Es también preocupante el retroceso en países de América Latina en el tema de igualdad de género, con legislación regresiva y acciones autoritarias, alza de feminicidios, desapariciones, violencia económica, migración forzada. La violencia contra la mujer aparece ahora incluso en el lenguaje de funcionarios que fomentan el odio, crean ambientes hostiles y de violencia contra las mujeres.
Detener y prevenir esta otra pandemia es tarea de todos, pero sobre todo romper el silencio, no callar frente al más mínimo abuso, venga de donde venga, en la comunidad estar alertas a cuidarnos entre nosotras, y creer en cada mujer, joven y niña que manifiesta ser violentada, pero sobre todo exigir a los gobiernos en legislar y proporcionar los recursos necesarios para erradicar la violencia en contra de nosotras, no basta solo tener una ley sino hacerla cumplir.
Tenemos todavía mucho que hacer, como afirma la ONU: “la violencia contra las mujeres es un obstáculo para construir sociedades inclusivas y sostenibles. Es imposible que una sociedad florezca si la mitad de la población vive con miedo de ser agredida. Conmemorar este 25 de Noviembre significa alzarse en contra de la violencia de género, levantar unidas nuestra voz, educar y luchar para eliminar la discriminación y el machismo que tanta violencia y daño nos sigue ocasionando.
*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com